6.28.2013

another night in moscow

El sol brilla tenue tras la escarcha de la ventana. Fuera los copos de nieve danzan tranquilos en el aire puro y limpio. Los árboles están nevados. La imagen es preciosa, pero fría, en el patio de este hospital ruso. Con la mirada fija en la ventana, un niño ve caer la nieve. La enfermera le mira desde la silla que hay junto a la puerta, está ahí cuidándole desde que le diagnosticaron cancer en la sangre. 
El niño está muy débil ya, pero no es consciente de que va a morir. Él nunca ha podido tocar la nieve, y acerca sus manos a la ventana. Es muy pequeño y frágil como para poder hablar. La enfermera se da cuenta de que sólo es un niño, y le abre la ventana dejando entrar el frío en la habitación. Entonces un copo de nieve se cuela y el niño, estirando su brazo hacia él, lo derrite con la yema de sus dedos.