Volví a esa cueva y no había nadie. Aquello que había visto sólo eran mis propios temores reflejados en el agua, y un hombre escondido tras el hielo.
Mirarle a los ojos quizá me convirtiese en cuarzo, quizá aquello que le conté pudo haber provocado una respuesta que me hubiera congelado en el momento. Quizá entonces no habría huido, sino haber intentado hundirme en el agua profunda y congelada.
Sin embargo, lo que de verdad pasó no es algo que pueda contarse con palabras o ilustrarse con dibujos. Lo que ocurrió después de que mirase dentro de sus ojos, simplemente fue lo mejor que ha podido ocurrirme en estos no sé cuántos años. Simplemente no puedo opinar, supongo que hice un milagro al abrir la boca y, de una vez por todas, decirle que no podré olvidar.
Mirarle a los ojos quizá me convirtiese en cuarzo, quizá aquello que le conté pudo haber provocado una respuesta que me hubiera congelado en el momento. Quizá entonces no habría huido, sino haber intentado hundirme en el agua profunda y congelada.
Sin embargo, lo que de verdad pasó no es algo que pueda contarse con palabras o ilustrarse con dibujos. Lo que ocurrió después de que mirase dentro de sus ojos, simplemente fue lo mejor que ha podido ocurrirme en estos no sé cuántos años. Simplemente no puedo opinar, supongo que hice un milagro al abrir la boca y, de una vez por todas, decirle que no podré olvidar.
http://ilvynfeels.blogspot.com.es/2013/04/adios-aunque-me-ardan-los-ojos-el.html