2.12.2012

Castillo de Piedra (I)

Salí del mundo de Ébano, pero no estaba sola. En mi barco, el viaje fue tranquilo. La noche era clara, las estrellas eran como granos de sal en un pañuelo azul marino. Las ondas del agua vibraban tranquilas alrededor de mi barco. En el mar, los reflejos de luz se hundían brillantes. 
El silencio nos envolvía como una capa de seda transparente, acariciándonos y protegiéndonos. Sólo se oían las olas lamer suavemente la madera de la pequeña nave.
Yo conocía el camino, me guiaba por las cicatrices negras del cielo. Él aceptó a venir conmigo, y no sé en que situación nos íbamos a encontrar mi mundo.
- No sé si el Mundo de Cemento y Diamantes negros va a seguir siendo el mismo. Por lo pronto, he perdido a mi ego y mis súbditos no me reclaman. El mundo puede estar hecho un completo desorden.
Temo su reacción, este pequeño Dios de Ébano vive en un mundo de luz y orden, en una armonía maravillosa. Yo, no he estado viviendo sino en el Caos y la desesperación.

Cuando llegamos al puerto, vi como la ciudad estaba intacta. Mientras yo había dirigido el timón, él había estado durmiendo.
- ¿Le gustará? 

Bajé muy sigilosamente del barco, la madera de los escalones no me delató. Quería que siguiese durmiendo, al menos hasta que yo viese en que estado se encontraba mi Mundo.
Una vez abajo, me recibió una pequeña sombra plateada. Tenía un cuerpo menudo y grácil, la cabeza rapada y los labios muy carnosos. Me miró con algo de arrogancia, aunque luego me obedeció sin rechistar.
- Hola, señorita. Debo advertirle que trae un intruso en su barco.- Me avisó de manera muy educada.
- Lo sé, es el Dios del mundo de Ébano. Se quedará como invitado hasta que decida marcharse.
- Oh, perdón.
- Oye, Sombra de Plata, ¿qué ha pasado con la majestuosa entrada del Puerto del Caos? Siempre hubo un gran arco gótico sobre una alfombra roja... 
- Se pudrió la alfombra, se derrumbó el castillo, a pesar de nuestros cuidados. Las raíces de un gran roble abrazaron la ciudad y se la llevaron bajo tierra. Las casas se fundieron con el núcleo del planeta. -La mirada de la sombra plateada estaba llena de brillo, no supe distinguir la emoción de la pena más amarga.