Me abrazas en el infinito, y mi corazón se llena poco a poco. Tu sonrisa me hace sonreír, por eso es la más bonita de todas. Tanta felicidad no es buena- pienso mirándote a los ojos.
Desde que te conocí, he crecido como persona al poderte dar todo el cariño que yo necesitaba dar. No eres perfecto, pero eres precioso, por eso te comprendo y nunca me enfado contigo. Eres adorable con avaricia.
Me gustan tanto tus manos, cuando estoy enfrente de ti la felicidad inunda mi espíritu y se me nubla la mirada con el deseo de besarte. Guille, eres como un niño para algunas cosas y como un hombre para otras. Y me gustaría decirte que cada vez serás más hombre y menos niño, sin embargo, todos tenemos un niño en nuestra mente al fin y al cabo. El tuyo es adorable.
Nunca he creído en nada que no fuesen mis valores, pero estando contigo creo en el amor. Suena precioso, y lo es. No quiero decir con eso, que ojalá no se acabe nunca. Tan solo me gustaría decirte cuanto agradecimiento hay en lo que te escribo ahora, gracias por tratarme tan bien y ser tan bueno conmigo, gracias por hacerme reír cuando estoy cansada... Gracias por darme la oportunidad de hacer feliz al hombre que me ama, por poder abrazarte cuando estás bien y cuando estás mal. Todos esos momentos que hemos estado tirados, dándonos caricias mutuamente, en tu cama o en la mía. Poder abrazarte mientras duermes, sentir cómo late tu corazón y cómo respiras suavemente. Eres lo más maravilloso que hay en mi vida, eres mi vida, Guille.
Nunca nadie me ha querido tanto como tú, nadie me ha dado tanto amor como el que recibo de ti. Nunca he amado tantísimo a una persona. Te venero, Guille.