1.21.2012

Fiebre.

En silencio espero, en oscuridad me escondo. La luz naranja y tenue entra por una minúscula ventana. Contemplo mi sombra solitaria hasta que la tuya llega. Las dos sombras quietas en la luz cálida. Empiezan a deslizarse en la pared. Como serpientes que se enroscan, se mezcla una con la otra. Suaves, acarician la pared, mientras nos rozamos cuidadosamente. Intercambiamos sonrisas que en la oscuridad casi no se ven. La luz hace que vea el contorno de su cuerpo con un tono febril. Las sombras bailan, salpicando la habitación de un contagioso y sucio deseo. Una sombra mira al techo, la otra muerde su cuello. No se distingue donde termina una y empieza la otra...