El mismo deseo de exterminio, escribe en nuestras mentes. Las ideas se ciñen al cuerpo, apretándolo. Veía la mirada vacía de ningun tipo de bondad, en esos ojos que querían parecer inocentes.
Una mirada tan oscura nunca pasa desapercibida, si te mira es como si se arrugase el aire que respiran tus pulmones. Y te duele, pero aún no matan las miradas.
En las bóvedas de la sombra, en el ritmo impertinente del tiempo, en el miedo de las voces de los niños. En la noche negra, en la tempestad de la batalla eterna. Eres importante y acaricias mi espalda con un susurro de niebla. Dejas un rastro, un surco, unas huellas de cristal en un vacío sin gracia. La risa de un demonio es más de lo que quieres oir de mí, la ironía supera con creces el deseo de venganza, de dolor.
Todo lo que, por mi parte te rodea, no son más que violines rotos y violinistas ahorcados. ¿Quién era la tristeza, a qué vino y cómo nació? ¿Quién era la belleza, cómo la conocimos, cuándo se me presentó?
Mis ojos jamás conocieron belleza alguna. A los que dicen que la belleza está en el interior, sólo les puedo decir que el miedo es bonito, y la oscuridad elegante. Pero que nunca, nunca voy a ser una bella persona. No está dentro de mis pretensiones, ni de mis fines.
Y externamente, la belleza no está en el ser humano. Huyó de entre nosotros, se ocultó en los diamantes oscuros, en las cuevas sombrías junto al mar, en la sangre de las aves. Se escapó de la mano de la libertad.
Porque si alguien no es bello, no es del todo libre en este libro. Y quien sí, está limitado por su belleza. Pero, por eso, ¿cómo es la belleza? Yo no la conocí. Mi ego fingió regalármela, pero no, la belleza no se expresa, no se observa, no se siente. La belleza es un simple sueño de algunos, un simple asco para otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario