Sus ojos de huracán iluminan hacia dentro el pozo que se esconde tras las nubes, bien adentro.
En mí encuentro esa soga que de libertad me ata, me libera de ataduras. Escribían el silencio esos pensamientos negros, en una mente tan oscura no dejan de volar cuervos.
Teníamos escrito un pacto que nos uniera en un solo cuerpo, demonio y alma blanca en un recipiente estrecho. ¿Tú recuerdas con tu oscuridad, iluminando esa velita? La cual se debilita con cada minuto del tiempo que le regalas a los demás. Me querías y me quieres, yo te he entregado todo lo que te he podido crear. Pero tú eres exigente, y tú eres ignorante.
Si el cuerpo tuviese una ventana, que dejase ver cómo se mueve la sangre por las carreteras. Si el cuerpo tuviese una ventana que nos dejara ver el sol latiendo, las nubes respirando, la lluvia resbalando. Si dejásemos ver a todos lo que dentro de nuestra mente ocurre. Si dejásemos tantas cosas al alcance de tantas gentes. Pero no, nada de lo que es mío lo comparto, es por eso que tampoco comparto ese sol que brilla para mí, ni esas nubes, ni esa lluvia. Son mías mis lágrimas, mis manos, mis ojos, mi ventana y mis paisajes.
Lo que nunca voy a poder tener, es a mí.
Pues no soy libre de elegir que quiero, y conseguirlo. Hay muchos impedimentos que no me dejan que lo consiga. Pero puedo querer una infinitud de cosas, puedo desearlas, puedo odiarlas. Estoy en mi deber de elegir.
Por un momento pensé que estoy condenada a una libertad limitada. No todo lo que mi voluntad cree conveniente, yo lo puedo llevar a cabo. Soy el ser limitado por cuerdas y barrotes que las leyes y la sociedad me han puesto. Pero en mi mente, tengo yo mis leyes, las cuales incumplo, y dejo que mis dragones vuelen sólo dentro de mi cabeza, en mi cabeza hay tantos mundos, que sin un mapa, el que entra no puede salir si no me abandona.
D.F. ||15-06-11||