12.12.2011

Decedibo ex vita, tacitus.

Estoy sola. Estoy sola en una calle estrecha y oscura. En el suelo hay una alfombra roja con bordados de oro, velas góticas iluminan mis pies en mi camino. ¿Dónde está la gracia? No hay ventanas ni puertas en las paredes de ladrillos de piedra. No hay agujeros, ni voces. Tampoco hay cielo.
-Dios, dame fe para creer en tí.

Pero sé que no me responde. Quería una voz que iluminase más que yo. Pero mejor que yo, no hay ninguna. Igual que yo, sólo lo hace mi eco. Miro al infinito firmamento salpicado de estrellas y polvo. 
- Si tan solo pudiera volar como Goku en una nube, y buscar las bolas de Dragón...

Pero más que las bolas, voy tocando las pelotas. ¿Seré tan pesada que incluso la gente necesita descansar de mí? Será que no sirvo, que soy un estorbo, que no hay nada donde pueda dejar de sentir que sobro. Quizás esté dando sorbos a la esperanza, con el fin de sentirme tranquila. Será que supongo cosas que quiero creer, pero que no están. 

Será que aún creo en plural, y quiero seguir creyendo en plural. Será que si creo en mí sola, me desmorono, y que tal vez tenga que hacer una pausa... Una pausa donde deje descansar la cabeza sobre los brazos, mirar arriba mientras la cara apunta al suelo. Será que quiero creerme toda la felicidad, y no acabarla. Será que hay un separa páginas entre dos historias que creía tan firmemente escritas en el mismo capítulo de mi vida.
Será que la melancolía me corroe estas noches de silencio. Serán tantas cosas que no quiero que sean, serán todas esas dudas cuando nadie me explica que ha pasado. Será que odio pedir explicaciones, porque a mí tampoco me gusta darlas.

Sea por lo que sea, me gustaría dejar de imaginar posibles altercados, cerrar los ojos y poder dormir.