12.12.2011

Saltemos al mar.

¡¡Cuando lo pensé, tenía más sentido!! Todo era tan ordenado en mi mente, parecía incluso coherente. Pero me quedé sin nada que decir cuando fui a poner en práctica todo aquello que había pensado. Parecía hasta bonito, ¿la fastidié? Si es así, no me voy a disculpar. Porque ¿para qué? Ya mejoraré a la próxima, equivocarse es de humanos. Y no corregirlo, de orgullosos.

Pues bien soy una humana orgullosa, y avergonzada de ser humana. No me considero mujer, no me puedo comparar con ninguna de ellas. No las entiendo. ¿Y si formase parte de los hombres? Miro abajo, y pienso en un rotundo "no". Pero sí que me integro más fácilmente entre ellos, y encima los entiendo. Son más locos, menos responsables y más divertidos. O será que la mayoría de las mujeres que conozco, en lugar de cerebro, tienen un zapato rosa en la cabeza. Y que la mayoría de hombres que conozco son estrellas dentro de su propio mundo, que piensan y hacen pensar. ¡Que interesante! ¿O no? 

Pues yo quería sentirme parte de "mujeres" pero me quedé a medio camino, o bien esque no me desarrollé lo suficiente como para poder entenderlas y ser una de ellas. Ah, esa tribu alienígena. En el fondo hasta me atraen. Pero bueno, dejo de decir burradas. Que todos sabemos que soy una pervertida con patas. 

A mí me gustaría tantas cosas... Me gustan todas las cosas que ni puedo hacer ni tengo. Será por eso por lo que me gusta también que alguien me dé la mano y me proteja de mí misma. Porque yo estoy todo el día pinchándome y abandonándome cual perro en la carretera. Será por eso que encuentre interesante a alguna persona que piense lo opuesto a mí. Las cosas, por oposición, se entienden y hasta incluso pueden ser entretenidas. ¡De pequeña, siempre me aprendía todo comparándolo conmigo! Si este era así, se parecía a mí y me lo aprendía. Y rápidamente me separé del mundo cuando vi que en mi cabeza había una cabaña donde se albergaban las ideas de una loca. ¡Qué loca tan loca! Y vaya, pobre loca. No la entiende nadie.

Sin embargo, encontré otro loco que sí me entiende. No quiero separarme de él, porque yo también lo entiendo. ¡Qué interesante! Si parecía que iba a ser totalmente diferente a mí, el curso de su vida y el mío no tienen nada que ver. Y a pesar de ello, él es tan interesante como yo. Me enamoré como si fuese una playa, de arena blanca y agua clara. Y luego, cuando quise bucear, todo era fluído, el agua era pura y limpia. Y fría, muy fría. Todo tan interesante... Me encanta.