12.25.2011

Hora de caminar, suavemente llorando. ¿Qué ha pasado aquí? Todo está en ruinas. Todo es dolor, recuerdos en las fotos, recuerdos tras los cristales, recuerdos enmarcados. Frías sonrisas, como huellas en la arena, se clavan en mi corazón. Tenía tantas cosas que enseñarte antes de que pasara aquello, pero cerraste los ojitos y ya no vas a ver más. Ayer estuve en tu casa, me eché en la cama del cuarto donde tú estuviste al final. Te quería ver, te busqué en cada rincón, pero sólo mi mente recuerda dónde estás. Ojalá supieras que soy la chica más feliz y afortunada del mundo.


12.19.2011

Quejarse es gratis.

¿Y mi melancolía? ¿Y mi tristeza? Sólo tengo días de fresa y uñas blancas de porcelana. No encuentro la inspiración en la fuente de mi belleza, y el dolor es bienvenido y transformado en alegría. ¿Qué hago aquí? ¿Qué me merezco? Solo obtengo lo que ha sembrado otro y sólo le dejo los restos. Y bien, ¿que he hecho por la gente? ¿Qué he hecho por mí? Cada detalle bien cuidado, me ha privado de mi tristeza. ¡No encuentro mi oscuridad! Entre dibujos muy obscenos me he escondido, no encuentro mi melancolía, mi inspiración, mis ganas de quejar y levantarme. Estoy a pan y agua, la tristeza me alimentaba. La felicidad me llena pero me vacía. ¿Por qué me ha abandonado?

Y es que quejarse es siempre gratuito. Por eso será que nos gusta tanto. Pero si me quejo sin ganas, es como regar a una piedra. No crece nada, ningún árbol da ningún fruto. Echo de menos mi tristeza, echo de menos el odiarme. 

12.16.2011

Desesperatio sempiterna...

Comprendo que todos nos tengamos que ir algún día. Es más, me negaría ante la opción de ser inmortal. Sin embargo, ¿por qué las personas pueden morir sometidas al dolor más espantoso? ¿Acaso no hemos sido buenas personas?

Ni que un hombre humilde, que ha dado la vida por sus hijos, se mereciera morir sin energía, consumido en sus ganas de morir. No es justo, después de desvivirse por sus hijos cuando las cosas estaban mal, hizo de mi segundo padre, se ocupó también de sus nietos, como mejor que pudo. Perdió hace dos meses, el día de su aniversario, a la persona que amó por más de cincuenta años, al amor de su vida. Y ahora me dicen que su llama se apaga lentamente. ¡Eso era más que obvio! Lo que yo no imaginaba eran los detalles... ¿Qué clase de muerte es esa? Cuando la vida expire desde dentro de su cuerpo, cuando sus venitas queden vacías... ¿Qué clase de juego es ese? Al igual que mi abuela, ¿por qué tuvo que morirse con uno de los peores cánceres que pueden existir?

En momentos como éstos sí que creo en Dios. Creo sólo para sentir que me quejo y alguien super-orgulloso, cruel y malo se ría de mis quejas. ¿Por qué permites que unas personas tan buenas sufran tanto? ¿No es suficiente con que mueran? ¿A qué clase de lugar te los llevas, los encierras...?

Yo también quiero morir algún día, y alejarme lo más posible de una muerte como la que tú les regalas.

Que no se acabe.

Mi vida es distinta, yo soy la persona más bonita de todas. Me puedo satisfacer todos los días, me puedo mandar rosas a mí misma. Puedo dormir conmigo, y soy quien está por encima de todo.
Pero hay algo mejor que poderse querer a uno mismo. Y ese algo, es querer a otra persona. Puedo compartir lo que pienso contigo, puedo apoyarme en tí cuando he sido dura conmigo misma. Puedo ver que te hago feliz, y eso me hace más feliz que si estuviera haciéndome feliz a mí misma. En ti, mi felicidad se multiplica. 

Y es que me alegra mucho que me conozcas y te guste, me acuerdo de cómo era yo antes de conocerte. En mi mente, había un cartel que ponía "Bienvenidos a la Oscuridad" y tú fuiste el valiente que entró, iluminándola desde dentro hacia fuera. Claro que me gustaba como era yo antes. Sinceramente, ahora soy mucho más modesta, mucho más cercana al mundo (aunque siga estando alejada). Ahora es más importante lo que pienses tú, que lo que piense yo. Porque a mí siempre me voy a escuchar, pero lo que tu piensas es siempre nuevo para mí. No dejas de sorprenderme, es genial todo lo que das de ti sin que te des ni cuenta. Al igual que yo, tú tienes un mundo el cual voy conociendo. Cuanto más descubro, más interesantes son las cosas que quedan por descubrir. 

No pienso terminar esta entrada, de hecho, se va a quedar aquí. Porque muchas cosas de las que pienso sobre esto son mías. Me gusta hacerme la interesante tanto como me gusta que indaguen sobre lo que pienso, haciéndome trampas y colándose sin llamar.

12.15.2011

Ser ateo es absurdo.

-Porque Dios existe. O más bien, todos los dioses existen. 
-¿Por qué?
- Imagínate a Dios.
- Ya, si me lo imagino, pero eso no quiere decir que exista.
- Si eres capaz de imaginar a Dios, es que existe, aunque sólo sea en tu mente. Luego es imposible ser ateo.
-Pero Dios no ha hecho nada por mí, ni lo he visto.
-¿Has visto un unicornio?
-No.
-¿Y cómo sabes que no lo has visto?
- Porque nunca he visto un caballo con un cuerno.
-Pero te lo has imaginado. Si te lo has imaginado, es porque existe.
-Sigo sin entender.

-Bien, inventemos otra cosa. Un Escolopodro. ¿Qué es eso? Una rana con tres patas. ¿Te la has imaginado? Sí, ¿verdad? Antes de que dijera Escolopodro, no te la imaginabas. Ahora no puedes dejar de pensar el ella. Luego Escolopodro existe. Aunque sólo sea en tu mente. ¿Entiendes?
-Tú lo que estás diciendo es que Dios sólo existe porque nos lo imaginamos.
-Así es. Y en función de lo que imaginemos, influirá en nuestra vida de una manera u otra. 

Yo lo que me imagino es que pienso en un Dios el cual sólo está en mi cabeza, como si fuera un dibujo sobre una pared. Dibujo el cual ni habla, ni produce, ni crea ni destruye. Fue creado a partir de lo que el hombre considera perfecto. Y bien, ¿ahora eres capaz de negar que existe Dios? Si no existiera, no estarías pensando en él, al igual que cuando no existía el Escolopodro, tú no pensabas en él.

¿Cómo vas a ser ateo? ¿Cómo vas a creer que no crees en nada? 

12.12.2011

Decedibo ex vita, tacitus.

Estoy sola. Estoy sola en una calle estrecha y oscura. En el suelo hay una alfombra roja con bordados de oro, velas góticas iluminan mis pies en mi camino. ¿Dónde está la gracia? No hay ventanas ni puertas en las paredes de ladrillos de piedra. No hay agujeros, ni voces. Tampoco hay cielo.
-Dios, dame fe para creer en tí.

Pero sé que no me responde. Quería una voz que iluminase más que yo. Pero mejor que yo, no hay ninguna. Igual que yo, sólo lo hace mi eco. Miro al infinito firmamento salpicado de estrellas y polvo. 
- Si tan solo pudiera volar como Goku en una nube, y buscar las bolas de Dragón...

Pero más que las bolas, voy tocando las pelotas. ¿Seré tan pesada que incluso la gente necesita descansar de mí? Será que no sirvo, que soy un estorbo, que no hay nada donde pueda dejar de sentir que sobro. Quizás esté dando sorbos a la esperanza, con el fin de sentirme tranquila. Será que supongo cosas que quiero creer, pero que no están. 

Será que aún creo en plural, y quiero seguir creyendo en plural. Será que si creo en mí sola, me desmorono, y que tal vez tenga que hacer una pausa... Una pausa donde deje descansar la cabeza sobre los brazos, mirar arriba mientras la cara apunta al suelo. Será que quiero creerme toda la felicidad, y no acabarla. Será que hay un separa páginas entre dos historias que creía tan firmemente escritas en el mismo capítulo de mi vida.
Será que la melancolía me corroe estas noches de silencio. Serán tantas cosas que no quiero que sean, serán todas esas dudas cuando nadie me explica que ha pasado. Será que odio pedir explicaciones, porque a mí tampoco me gusta darlas.

Sea por lo que sea, me gustaría dejar de imaginar posibles altercados, cerrar los ojos y poder dormir.

Saltemos al mar.

¡¡Cuando lo pensé, tenía más sentido!! Todo era tan ordenado en mi mente, parecía incluso coherente. Pero me quedé sin nada que decir cuando fui a poner en práctica todo aquello que había pensado. Parecía hasta bonito, ¿la fastidié? Si es así, no me voy a disculpar. Porque ¿para qué? Ya mejoraré a la próxima, equivocarse es de humanos. Y no corregirlo, de orgullosos.

Pues bien soy una humana orgullosa, y avergonzada de ser humana. No me considero mujer, no me puedo comparar con ninguna de ellas. No las entiendo. ¿Y si formase parte de los hombres? Miro abajo, y pienso en un rotundo "no". Pero sí que me integro más fácilmente entre ellos, y encima los entiendo. Son más locos, menos responsables y más divertidos. O será que la mayoría de las mujeres que conozco, en lugar de cerebro, tienen un zapato rosa en la cabeza. Y que la mayoría de hombres que conozco son estrellas dentro de su propio mundo, que piensan y hacen pensar. ¡Que interesante! ¿O no? 

Pues yo quería sentirme parte de "mujeres" pero me quedé a medio camino, o bien esque no me desarrollé lo suficiente como para poder entenderlas y ser una de ellas. Ah, esa tribu alienígena. En el fondo hasta me atraen. Pero bueno, dejo de decir burradas. Que todos sabemos que soy una pervertida con patas. 

A mí me gustaría tantas cosas... Me gustan todas las cosas que ni puedo hacer ni tengo. Será por eso por lo que me gusta también que alguien me dé la mano y me proteja de mí misma. Porque yo estoy todo el día pinchándome y abandonándome cual perro en la carretera. Será por eso que encuentre interesante a alguna persona que piense lo opuesto a mí. Las cosas, por oposición, se entienden y hasta incluso pueden ser entretenidas. ¡De pequeña, siempre me aprendía todo comparándolo conmigo! Si este era así, se parecía a mí y me lo aprendía. Y rápidamente me separé del mundo cuando vi que en mi cabeza había una cabaña donde se albergaban las ideas de una loca. ¡Qué loca tan loca! Y vaya, pobre loca. No la entiende nadie.

Sin embargo, encontré otro loco que sí me entiende. No quiero separarme de él, porque yo también lo entiendo. ¡Qué interesante! Si parecía que iba a ser totalmente diferente a mí, el curso de su vida y el mío no tienen nada que ver. Y a pesar de ello, él es tan interesante como yo. Me enamoré como si fuese una playa, de arena blanca y agua clara. Y luego, cuando quise bucear, todo era fluído, el agua era pura y limpia. Y fría, muy fría. Todo tan interesante... Me encanta.

12.11.2011

Contemptus mundi

Cuando el cielo escribe sobre nosotros con una pluma blanca, las líneas quedan grabadas a fuego en nuestras espaldas. Pero, ¿quién escribe estas líneas? No son más que nuestros escritos. ¿Crees en el destino? ¿Qué es eso del destino? Como si un camino marcado con líneas invisibles nos llevase hasta un punto determinado al nacer. Hagas lo que hagas, vas a ir por ese camino determinado, aunque pienses que eres libre y que haces lo que quieres. El camino es como las vías del tren. El tren funciona porque está en la vía. ¿Somos nosotros así? ¿Estamos condicionados al fin y al cabo por ese camino? ¿Y si salimos? Las líneas son transparentes, ¿cómo sabemos cuándo salimos? 

Yo no creo que todo esté marcado, sino que se va construyendo sobre las acciones. Pero... ¿qué se va construyendo? Construímos con nuestras acciones, tanto la imagen de nosotros mismos, como la imagen que proyectamos hacia los demás. Construimos vías de escape, justificaciones absurdas a nuestros actos ''esque yo soy así''... ¿Y para qué tanta construcción? Al fin y al cabo, todo se reduce a polvo. Construimos porque lo necesitamos. Y no existe más destino que el de la destrucción. 

No lo creo, porque no quiero creerme que esté mi vida encaminada desde que nací, encaminada a un propósito. (Bueno, toda vida está encaminada a la muerte, pero... No me refiero a ese tipo de destino). No soy capaz de creer que digo las cosas que pienso porque alguien me metió esas ideas en la cabeza. ¡¡¡Que absurdo!!! Lo pienso porque he llegado a la conclusión, no por otra cosa. ¿Acaso no cambio de opinión, y hasta puedo dar un cambio en mi manera de pensar? ¡Claro que puedo! Y al igual que puedo yo, puedes tú, y podemos todos. ¿También el destino te marca cuando piensas una cosa, y cuando otra? No sería destino, sería programación. Creo que tanto programar con el RPG Maker me está volviendo (más) loca de lo que ya estaba. O simplemente aprovecho cualquier cosa en cualquier momento para pararme a pensar.

Y esque cuando se me va el santo al cielo, me pregunto cosas que rápidamente se desvanecen cuando algo o alguien de la vida real capta mi atención. ¡Es tan fácil perderme en mí misma! ¿Por qué acabé pensando sobre el destino, cuando en realidad lo que quería era estudiar historia? Ah, sí. El destino del mundo y la sociedad ¿cual será? A mí no me interesa estudiar lo que ya ha pasado, es aburrido. A la vista está que el mundo ha ido cayendo y levantándose de crisis que tenían causas parecidas. Y a pesar de estudiar estas caídas, el mundo no ha aprendido nada. A mí entonces lo que me gustaría estudiar, sería la historia del futuro, la que en vida no vamos a poder conocer.

PD: Esta es mi entrada tocho del mes, si alguien la lee hasta abajo ¿cómo ha podido aguantar y leer pacientemente? ¿Acaso es interesante lo que pase por mi mente a cualquier hora? Es lo que tiene tener que estudiar, que desconecto rapidísimo, ya que no atrae mi atención. ¿Hay algo que atraiga tanto nuestra atención, tanto que sea capaz de absorber nuestras vidas? (El ejemplo que se me ocurre para explicar la pregunta es el caso de algún friki de la vida enganchadísimo a algún juego online). ¿Eh? ¿Hay algo así en nuestras vidas? Los que tienen algo que les absorba tanto la vida, estoy segura, es porque quieren esconderse de sí mismos. 

12.10.2011

Scuba diving on my mind.

Ayer no cené (me castigaron) esta mañana me desperté a las una, y evidentemente no me comí nada. Ahora he terminado de comer, y realmente he comido poquísimo. No tengo hambre. ¿Comer? ¿Comer para qué? Para vivir. ¿Y qué clase de vida vamos a llevar mientras la vivimos? No creo que haya una clase de vida común a muchas personas, sino que cada uno opta por vivir y por pensar como le parece. Pues bien ¿para qué voy a vivir? ¿Es que acaso hago lo que quiero? ¿Acaso soy alguien importante? No, sólo soy una sombra que algún día dejará estas calles para ser encerrada en un cajón sin luz, ventanas ni puertas. Me esconderán del mundo en el cajón de un mueble lleno de más cajones oscuros, con sombras escondidas y apartadas del resto del mundo. 

Porque de eso se trata el cementerio, de alejar y esconder a las sombras de lo que fuimos, alejarlas por siempre en la eternidad, apartarlas y esconderlas de los que aún no son sombras. Son sombras que se funden entre más sombra, son alientos que dejan de dar calor. Y sin embargo, aunque quieran esconder todas las sombras del mundo en millones de cajones, los cajones van a estar allí. Que poco producente. ¿Entonces las sombras ya no sirven? A mí me gustaría que sirviesen para algo, por ejemplo, para alimentar las raíces de un árbol. Y no encerrarlas (¡las pobres! ¿Qué habrán hecho?) lejos del mundo.

Pues si yo voy a ser sombra, el sentido de la vida es que sea feliz mientras dé luz. ¿Y cómo voy a ser feliz dando luz? Si en lugar de iluminar a nadie, sólo soy la caricatura de una grotesca pantalla de papel que sólo proyecta sombra. Si la monotonía me alumbra por cada uno de mis rincones, y los chorros de sombras brotan de mis extremidades. ¿Para qué voy a vivir? No tengo sentido en el medio de todo. Cuando estoy en el medio de la nada, todo cobra sentido, y soy feliz haciendo lo que quiero. Allí, donde nadie se ha inmutado que estoy. Rodeada de dunas de arena, o en mitad de los árboles, detrás de las sombras de la gente. Me acuerdo de que cuando fui a Lanzarote, en los jameos del agua, estaban representando una función para los guiris. Yo cogí y me largué a explorar el resto de la cueva, y vi maravillas a las que el grupo no había accedido con el guía. Quiero decir con esto que, muchas veces, es mejor llegar a los sitios por ti mismo, y no seguir a nadie. Los que te sigan estarán viendo lo que tú quieres ver, y no lo que ellos quieren ver.

Quiero que mi vida sea como un laberinto dentro de una cueva submarina. Un sitio complejo, casi inaccesible, escondido de todo y todos. Y aún así, que se escuche el rumor de las olas desde dentro. Toda la vida que puede albergar una simple gruta bajo el agua, todos los misterios a los que nadie ha accedido... Vamos. Aún hay muchas partes de mí que siguen siendo vírgenes, partes que sólo son mías y de nadie más. Me gustaría invitar a que pasara un pequeñísimo número de personas. Y que vieran mis lugares favoritos para esconderme de mí misma, los lugares que (aunque resulte enigmático) están dentro de mí.

12.04.2011

Azul

Me pregunto cuantas veces tendré que caerme, para que me de cuenta de que me pongo la zancadilla yo sola. No tiene más sentido que el de querer quejarse por todo. Al menos dos manos ajenas a las mías me abrazan, cuando yo he sido demasiado dura conmigo. Que no debería meterme tanta presión, y más maneras de hacerme sentir bien. 

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El nublado del cielo susurraba en la brisa, unas palabras que yo no conocía. La lengua azul protegía a los que estábamos debajo del cielo, como si alguien protegiera el mundo con sus manos. ¿Qué era aquello? Que me hacía sentir tan bien, que hacía sentir tan bien a los que me rodeaban. Éramos unos cuantos, pero parecía que hubiese además otra persona, más grande que nosotros, cubriéndonos la espalda. Manteniéndonos ajenos a ella, reíamos, hablábamos, y pensábamos. ¿En qué pensábamos? 
Porque yo sólo veía todo lo maravillosa que era la vida cuando de repente uno de nosotros miró al cielo infinito. ¿En qué pensaría? Supongo que no lo sabré nunca, porque no quiero preguntarlo. Sí, yo solo me relajé, había algo que me quemaba dentro del pecho, pero sin doler.
- El mar está precioso.
Es porque estás tú, pensé.

12.03.2011

Obscura.

- ¿Y si me muero? Pues nada, ahora quiero morir.
- ¿Y por qué? Tú misma dices que quieres ver como evoluciona el mundo, y que querrías estar en él siempre.
- Ya. Pero, esque las cosas se van a poner peor. Y estoy cansada de odiarme, y luego arrepentirme de haberme odiado. Que es un ciclo vicioso.
- Es que tú no tienes por qué odiarte. ¿Quién eres para odiarte?
- Pues soy quien no quiero ser.
- Mira, que todos tenemos cosas que no nos gustan de nosotros mismos. 

Y en lugar de seguir castigándome a mí, le echaré la culpa a otro. A quien sea. Al de al lado. Porque si dejo de odiarme ¿a quien voy entonces a odiar? (Notese la ironía que estoy haciendo con la frase: Si no me quiero a mí ¿a quién voy a poder querer?) Pues venga. Es hora de odiar.
- Despierta pedazo de cerda. 
- Déjame dormir.- Dijo mi ego, volviéndome la cara.
- Que te levantes. *Le agarré del pelo a mi ego y tiré hacia arriba* -¿Esto es lo que quieres?
Que yo sé que siempre ha sido fácil quejarse y echar las culpas a otro. Que yo sé que en el fondo te pones pegas para deprimirte, porque te gusta. ¿Quieres que te azote? Entonces búscate otro motivo, por ejemplo, el haberle echo daño a alguien. No mereces que se preocupen por tí, cuando tú eres feliz y sólo buscas deprimirte. ¿Es que no te prestan atención? ¿Quieres llamar la atención? ¿Que coño pretendes deprimiendo y deprimiéndote? Si quieres, enfádate con el mundo y araña las paredes. Pero yo, no te voy a escuchar. Me acuerdo de que antes te acercabas a mí y me besabas, ahora quieres hacerme llorar. Déjame en paz, Obscura. Si quieres deprimirte, hazlo tú sola. Ni preocupes a nadie, ni castigues a los demás, ni te castigues más a ti misma.

Entonces, mi ego se levantó. Y como es jodidamente orgullosa, se volvió a ir lejos de mí. Porque no quería reconocer que tengo razón al menos una vez.

11.29.2011

Hate soup for breakfast.

- Why are you always upset with yourself?
It is never enough, I pretend be happy when there's everyone around me. However I'm just hiding my torn ego inside of a smiling mouth, whose theet are like knives. I't doesn't matter how are the rest, I think I have my own way to be, and everyone else have beautiful ways to live. When I look forward myself, I find me good enough. But I don't have any comparision with the rest! I have a piece of nothing between my heart and my lungs.

It is a hate soup. And I taste it, is not hot enough, but it isn't too cold. It's just a hate soup. I drink it for breakfast, for lunch time and I bath in it. 

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- I don't want to take part in a society.
- Why not?
- Because people makes lots of comparisions among themselves. And I don't have any comparision with anybody.
- You have it, and you know.
- No. I feel better with myself when I reste alone, than when I'm in a group. 
- That's why you hate society.
- Yes. And don't forget. I'm an human, I make comparisions with other people, taking the worst part in each comparision.

11.26.2011

I'm so upset!

No conozco la envidia, nunca la he padecido. No envidio a nadie, es inútil. Pero, sin embargo, sí que conozco el sentimiento de inferioridad. Está bien que haya gente que hace ésto y lo otro, que yo no puedo hacerlo. Está bien, yo podré hacer otras cosas. Cosas que para mí son más importantes, luego ¿qué problema hay?

Pero ¿y para el mundo? ¿Es igual de importante lo que puedo hacer yo, o lo que pueden hacer los otros? Está claro que los otros están en la cara iluminada de la Luna, cuando todos imaginan la Luna, allí están ellos, en su mente, brillando blancos y bonitos. Pero ¿qué pasa con la cara oscura de la Luna? ¿Acaso por no ser igual, me tengo que quedar en la oscuridad? Gefangen in der Fisternis, sieht sie nie das Licht der Sonne. Como en Kûss Mich, "Atrapada en la oscuridad, ella no ve la Luz del Sol".

Pero veo la Luz, llega a mis ojos. Es a veces un castigo, una tortura. ¿Por qué motivo he de ver lo que pueden hacer los otros, lo que yo no puedo hacer? Quisiera estar ciega, ciega. Ya que estoy en la oscuridad. Y estoy guardándome a mí misma, manteniendo distancias con los demás. Me da rabia no poder hacer esas cosas. Simplemente porque no puedo, ni estoy capacitada, ni lo estaré. Estaría jugando a los dardos, como Guillermo Tell, jugando. ¿Qué flecha da en el hombro y cuál en el corazón? Todas van directas al mismo lugar, y la herida escuece cuando le echo sal. Sí, echo sal a la herida, y froto. Es mi castigo hasta que no pueda hacer lo que todos pueden. Soy una inútil. Completamente inútil.
Sin embargo. ¿Qué es de aquello que sí se me da bien? ¿Qué pasa con eso? ¿A quien le sirve sino a mí? Sé que soy auto-suficiente, sé que soy independiente. Pero todo es hasta un límite. No se puede vivir sólo alimentándose del propio pan.

11.22.2011

Timidez.

Lo llaman tristeza. Respirando vacío, resiste a las críticas más duras devolviendo indiferencia. ¿A quien le importa su mundo interior? Tiene más zonas verdes que Central Park, hoteles más lujosos que en Manhatan, posadas más humildes que en los pueblos perdidos. Tiene miles de colores en las ventanas de edificios negros. Tiene luces, sombras, fuego, agua. El viento sopla a favor, pero también te arranca las palabras.

Su mundo interior. Hoy me he pasado por él, una vez más. En la calle de la Timidez se guardan todas esas cosas que sin saber bien porqué, me callo. ¿Hieren? La mayoría de las veces. Cada cosa envuelta en el trapo del silencio, es afilada como un cuchillo. La variedad es grande- desde hachas hasta bisturís-. Pero todas tan calladas. Temo a hacer daño, a ser pesada. Y es que la verdad no solo duele, sino que a veces es indeseada. Mantendré firme la vela, el fuego no caerá. Pero la cera discurre y me mancho, me quemo, aunque no me roce la llama. Quisiera cerrar los ojos, olvidar todos esos cuchillos. Quisiera no pensar palabras crueles, porque sólo me sirven para atormentarme. ¿Por qué pensé aquello, si no lo diré nunca? ¿Por qué soy tan tímida con las cosas que realmente me importan? 

My own Shyness...

I feel really bad when I can't put a little happiness in a little small heart. When I see how is him following the way of darkness, I feel guilty. I always have been the Godness of dark sadness. And him always makes me smile. I don't care if it seems to be selfish, but it is wonderful when him is happy, and not feeling blue. More than when he makes sad himself, thinking about some tiny stupid things. Above all, I find him like a God...

Like a my own God.

11.17.2011

Menschen...

... que en alemán significa "personas", pero yo me quedo con lo que la palabra evoca en mí. Mancha. Sí, para mí las personas, en grupo, en plural, son manchas que deja una sociedad. Como un corazón puede dar cuerda a un cerebro, para que éste funcione y piense por sí solo. En el momento que un cerebro se somete a otro corazón que no le pertenece, la persona pasa de pensar por sí misma, a dejarse llevar por las ideas que bombea otra persona.

Y más, cuando son cientos las personas que, como ovejas, forman un rebaño, un "gente", un Menschen. Una mancha. Que triste es ver derramado el vaso de la manipulación sobre nuestras cabezas. Individualmente, cada persona de esa mancha aporta una serie de cosas. Todos, individualmente, podemos llegar a ser interesantísimos. ¿Qué pasa cuando se unen muchas personas, para formar "gente"? Al igual que en el rebaño, las ovejas dejan de ser plural, para convertirse en un "rebaño" singular, y caracterizado (en el caso de los humanos) por un solo corazón que bombea las mismas ideas a muchos cerebros. En ese momento, las personas prácticamente se olvidan de que pueden discrepar y escaparse del control masivo e indirecto que sufren, para vivir de acuerdo a como piensan, y que voluntades tengan.

"Menschen" es "malo", porque vierte en cada persona individual un concepto de unión a partir de la normalidad, lo común y el sentido del ridículo. Unión que para mí, significa esclavización. Es "bueno" tener sentido del ridículo, sentir unión con más personas, y distinguir qué es normal y qué es enfermizo. Pero nunca llevado al extremo. Debemos, como pensé tiempo atrás, manejar la cuerda de las obligaciones y el hilo de las liberaciones. Dirigiendo, como si nuestra vida fuera un globo, hacia la parte nublada del cielo, o hacia la parte más clara. A donde queramos fijar nuestras metas, pero sin soltar ninguno de los dos caminos (obligación y deseo). ¿Nunca habéis escuchado eso de que "la vida es un tira y afloja"? Pues exactamente a eso me refiero.
Y la parte del "Menschen" que no me gusta es la tercera cuerda: La de las opiniones y decisiones de los demás, que están enganchadas al globo desde abajo y nos impide llegar todo lo alto que queremos, en todas las direcciones a las que vamos. Así es, que los demás influyen casi siempre negativamente a la hora de conducir nuestra vida según lo que creemos (porque al ser libres, debemos escoger sólo aquello que creemos conveniente para nosotros, y no lo que nos propongan como convenientes otras personas).

Otro punto es el hecho de pureza, que consiste según lo que yo pienso, en el carácter de las intenciones. En esos pequeños detalles que reflejan qué tipo de deseo sentimos al realizar ciertos actos. Si son buenas las intenciones, estaremos actuando como personas puras, y viceversa. Evidentemente, seremos personas puras cuando también estemos liberadas de la cuerda de abajo, la que nos ata a los demás.

PD: Es un poco la esclavización a la que nos somete la sociedad a la humanidad, sin que apenas nos demos cuenta. Y también el rechazo a formar parte de un todo, siguiendo entonces mi pensamiento individual.
- Mar, eres una ego.
- Y una pobre loca.


11.08.2011

Queridos despiertos, ya a estas horas.

Soy un soñador, entre la verde hierba azul. Soy un soñador, que por un ojo ve el día, y por el otro la noche. Soy un soñador, que vuela tras haber dejado unas pisadas en la arena fría y seca. Soy un soñador, que de su sueño, arranca realidades. Y que en su realidad, pinta fantasías de abrazos. 
Esta noche quiero escalar por las estrellas, navegar por la vía láctea y llegar hasta la Luna. A ella, y sólo a ella. contarle mi mayor secreto: Querer perderse en el firmamento, y desde allí escribir una carta.

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Martes, 8 Noviembre 2011.

Queridos despiertos, soy el Soñador. Con mi creatividad, creé el mundo donde habitáis. Le di sabor a lo que probáis, le di significado a cada palabra que leéis. Pero, queridos despiertos, hoy, voy a rogarles:
-Cuando cerréis los ojos, no temed a vuestras pesadillas. De ellas, vais a aprender. No hay nada de gracioso en tener sueños impuros, sólo son el reflejo de lo que no hacéis en realidad. Aprended a recordar lo que soñáis. 

En el sueño, vivo. Y en la vida, muero, me matan, me acuchillan. ¿Porqué un soñador, que con su pincel dibuja caricias en el firmamento, ha de despertarse?
¿Por qué hemos de poner los pies en la Tierra? Yo estoy volando, y vuelo. Y si caigo, no importa. Nuestras fantasías son los amortiguadores de la caída. No te encadenes nunca a una estaca, que te mantenga firme y reflexivo en el suelo. Tampoco te ates un hilo de plata acabado en un inmenso globo de deseos y anhelos, nunca sabes a dónde vas a llegar, si es que no estalla.

Mira, un consejo, despiertos. Yo, como soñador, sueño con la realidad. Y luego, hago real mi sueño. En un brazo, el globo. En el otro, las cadenas. Hoy toca dejarse llevar por los sueños, y mañana, ya se verá. 

Quisiera poder hacer más público este mensaje, pero sólo aquellos despiertos que no tienen miedo a soñar, lo entenderán.

Desde el espacio exterior, Mar.

11.07.2011

La fuente de la codicia

La fuente de la codicia llama a nuestras puertas. Los borbotones de deseo salpican, incluso nos entra la sed de beber del fresco chorro. Pasan tres horas volando como blancas palomas sin mensaje, vacías e inertes, ante mis perdidos ojos. Llega la hora de abrirlos, despertar, para volver a dormir cuando los cierre.
Y allí, en la fuente de la codicia, fue donde hundí mis manos queriendo tocar el profundo fondo, buscando los minutos arrojados como monedas, a un pozo de los deseos. Busqué todos esos minutos que he perdido en dos días. Todos estos minutos inútiles, de los que no puedo extraer jugo ni provecho.
El agua de la fuente es fresca, brota vida en cada chorro. Me lavé rápido la cara, queriendo despertarme rápido y aprovechar al máximo el tiempo que pasaba en su presencia. Con los ojos húmedos, por el deseo vivo que nacía de la fuente, ví la luz. Pude ver como las palomas volaban alrededor, todas ellas blancas, limpias, puras.

Pero la fuente de la codicia sólo me entrega pequeñas dosis de agua, tuve que irme a mi hogar, a contemplar las palomas monótonas y tristes de nuevo, por una ventana que no entra luz. Acordándome del rumor del agua en la fuente, de aquella visión de la felicidad. Y me queda aguantar hasta mi próxima porción de felicidad, entre medio de este triste estrés diario, que me abarca desde que me levanto hasta la hora de la siesta, y luego desde la hora de la siesta a la hora de acostarse. ¡Y así estoy, dormida!

Persiguiendo las palomas que he perdido estos días, en los que ni bebí de la fuente de la codicia, ni le entregué minutos, ni me lavé los ojos, ni vi la felicidad, ni la belleza bajo sus aguas profundas.

10.24.2011

Esas cosas...

Me están saliendo costras en mi ego, piedras en el alma (¡cualquier día dejo de volar, y caigo al vacío!). Hoy he sacado a pasear al perro de mis inseguridades con una soga firme y tensa. Quiero que se muera. Quiero que cuando mañana me despierte, abra los ojos con las legañas de mis sueños, y no con las lágrimas secas de mis pesadillas. Tenía miedo a fracasar. Fracasé. Constantemente. Pero, quise ser alguien, quise crecer. No crecí, no fui nadie.

Porque este globo aerostático nunca, nunca, acaba de volar. Siempre entran dos sacos de arena, por cada uno que se va. Y si acaso llegase al final, el cielo estaría cubierto por una pompa de cristal, donde rebotaría y rebotaría. Nunca alcanzo al sol, ni en su brillo ni en su esencia. 
La luna no me quiere, me hizo mitad pez y mitad mujer. Y no precisamente como una sirena, no. La luna llenó de odio uno de sus cráteres y me incubó allí dentro, fría, seca, hostil. Me abrazó con el huracán de polvo y piedrecillas, que aún tengo hasta en donde no podéis imaginar.

Me cosieron una cadenita de oro al tobillo, y el oro se oxidó, creció, se hizo una cadena que me ataba al mundo. No puedo volar, mis dedos ya no sienten. ¿Qué era aquello de dibujar tristeza? La tristeza me dibuja a mí.

La antimateria.

Embistió la pared con el lado izquierdo de la cabeza. Gritó. Y volvió a embestir. Los ojos, salpicados de sangre, la nariz como un grifo de vino tinto. Un hilo de sangre llegaba hasta la boca, dándole ese sabor a hierro.
Volvió a embestir. Trataba de clavar un clavo con la sien, a base de porrazos. Pero era más bien la pared quien le clavaba el tornillo al cráneo, maltrecho.
Continuó gritando, llorando, y odiándose a sí misma. La bestia estaba furiosa, quería arrancarse la piel del pecho junto con la camisa, y comérsela. Quería gritar y llorar hasta que se quedase en silencio, hasta que alguien la comprendiese. Y la bestia, mareada, acabó vencida por el cansancio y la pérdida de sangre.
Cuando cayó al suelo, se retorcía y lloraba. Qué pena más grande, aay... Qué dolor tan intenso, aay...

Los allí presentes se reían. ¿Entonces sólo te pasa eso? Pues yo estoy a gusto conmigo mismo. Yo soy como soy, así, a quien no le guste que no mire.

La bestia que se odiaba quería irse corriendo de allí, quería ahogarse, quería convertirse en polvo. Pero ningún estado de materia quería convertirse en ella: ella era el peor.
Entonces la bestia seguía lamentándose, dándose cabezazos contra la pared, lloraba tanto interiormente que sus lágrimas ahogaban el alma atrapada, encarcelada en aquel cuerpo. Qué pena más grande, aay...

10.23.2011

El triste y dulce lamentar.

Paseando por el fino bordado negro de la carretera, bajo la luz tenue y blanca de las farolas... Las luces se escondían en la sombra, y pasó un pequeño montón de hombres enchaquetados de negro, con habanos en la boca. Gordos, opulentos, con los párpados morados. La piel gris y la mirada de indiferencia.

La mano suave de la noche, paseando sobre dos dedos por la carretera, va dejando tras de sí humo negro, lágrimas, desaprobación y chistes hirientes. Como un cuchillo, raja el vientre del día y la noche nace cubierta de sangre, muerta.

¿A dónde estamos caminando? Estoy entre el grupo de hombres gordos. Que conducen delante y por obligación, es por el motivo que caminan. ¡No! Detente. El coche está atrás, aún no ha pasado. Si vamos por delante de todo, antes de que pase... No, no. 

Me voy fuera del camino. La luna no existe, se perdió en un infinito sin límites. ¿Y ahora a quien voy a dibujar? Si, oh, tú, mi Luna, eras mi musa.
Pues al Mar. El mar que lame mis pies, el mar que me llama con el canto de sus sirenas. Pero, no hay mar. Se ha evaporado en éste cruel y frío calor de la noche.
El sol viejo y arrugado ya sin luz en sus mejillas. Tan blanco, vampírico, ¡oh! su rostro demacrado. No, el viejo sol no está vivo ya.
Mi ego, ¿dónde estás bonita? No te encuentro ni detrás de los espejos. Miro, y miro detrás de una sombra negra, pero no estás. ¿Por qué no me veo en el espejo?
Ni un violinista se ha ahorcado en una farola desde hace meses. Ni un triste tigre ha sentido hambre de trigo. Ni un puto ramo de flores negras y secas ha aparecido decorando un vaso de triste y amarga lejía.

Pero, oh, aquí está la fuente de la que brota agua limpia, pura y fría. En la superficie, flotan las mejores plantas que he visto nunca. Los chorros de agua son transparentes, y esa sensación de paz, donde todo el dolor desaparece. Como en la fuente del Danubio, aquella fuente nombrada por Till Lindemann en Donaukinder. Donde todo el dolor desaparece...

10.20.2011

Felicidad.

En la parada de autobús, abrí el paraguas. Las gotas de granizo golpeaban con fuerza la tela.
- Toc, toc. - Decían, como las sensaciones a la vez llamaban a mi puerta.

El paraguas firme, tenso, hacía rebotar las bolitas preciosas de hielo que, como diamantes, brillaban en mis manos. Mis uñas, húmedas, mis dedos congelados.
El autobús pasó y me empapó. Adiós paraguas, ya eres inútil. Dejé pasar las sensaciones a mis venas, dejé que el granizo calase mi ropa. Pero no era frío. Era tan cómodo, parecía que levitase hacia alguna parte totalmente opuesta a mis deseos.
¿Qué había en la sombra de mis deseos? ¿Quién se escondía? Mis deseos en el espejo seguían siendo mis deseos. Atravesé el espejo, el cristal, el hielo. Metí hielo en mi corazón. Éste, como una esponja, lo absorbió derritiéndolo.
- ¿Qué ha pasado con tu corazón de piedra, frío e inerte, Mar?
- No lo necesito.
- ¿Y qué ha pasado con la "corteza" de madera que construíste?
- Se hizo árbol y ahora nace vida de él.
- ¿Por qué tanto cambio, Mar?
- Pues no lo sé, querida charlatana invisible. Sólo sé que hoy sopla el viento a favor y cruzo un mar sin caminos, en el que todo está sujeto al cambio.
- Vaya camino más inestable.
- No es un camino. Es un tour por el Mar, nunca me bañaré en las mismas gotas de agua. Báñate desnuda, amiga. Hoy delante mía no tienes porqué esconderte detrás de mí. Quiero verte desnuda, nadando y saboreando esta sal que sólo ahora en este momento vas a tener la oportunidad de probar. ¿Te apuntas?

Entonces mi ego se zambulló con el pelo suelto, las heridas le escocían un poco y al sol se veían en su piel las huellas de otros tiempos. Le abracé. 
- Si quieres, ódiame. Pero siente, cariño, como no todo es posible por ti.

Regresé a la realidad, me estaba mojando y había hielo. Y en mi cara congelada y entumecida por la escarcha del más frío invierno, dibujada estaba una sonrisa más blanca que la propia nieve.

10.17.2011

El burro ahorcado.

Bajo un sol tibio arropado por nubes que chispeaban, estaba yo riendo y paseando con un joven. Se nos veía tan bien, tan felices. De repente uno empezó a correr, y la otra lo siguió. Llovía el cielo, pero no se mojaron.
Después de eso, llegaron a la puerta del instituto, donde se sentaron. El joven no tenía camiseta puesta, ella con sus manos se dedicó a acariciarle el cuello, sentada dos escalones por encima de él. Llegó un amigo, luego otro. Ella se fue con su hermano. Entonces fue cuando dejó de llover.

Miré hacia el nublado sol, pero mi mirada, escaladora de edificios, se detuvo. ¿Que era eso? Un borrico colgando de una ventana. Sí, lo que veo es un burro colgando de una cuerda por una de las ventanas más cercanas al cielo. ¿Qué? Me fijo detenidamente y alcanzo el sonido lastimero del animal, un sollozo pausado, pesado, de agonía y dolor. El burro estaba ahorcado, colgando por la ventana. ¿Quién se habría atrevido a hacer semejante salvajada? Llamé ipsofacta a mi hermano, que caminaba muy despacito al lado de mí. 
- ¿Qué quieres?
- Mira, mira. - Como una niña, le jalé por la manga de la camisa y apunté con el dedo a la ventana.
- Anda, que pesada eres. - Mi hermano se había quedado mirando la punta de mi dedo.

Pues nada, yo empecé a llorar porque resulta que me daba tanta penita ver al burro ahorcado, colgando. En  el nudo de la horca, también había marcos de fotos. Mira, pasó un coche de policía. Le dí dos suaves golpecitos, como el que llama a la puerta de una abuela. Pero los dos policías- bastante bien horneados, por decirlo así- pasaron tanto de mí como del burro. Volví a lanzar una mirada de comprensión al burro, quien seguía vivo con su sollozo ahogado.
Repentinamente, se dio la vuelta y se puso boca-arriba, pero aún continuaba mirándome, con el hocico húmedo y dilatado. Recuerdo que las crines eran rubias, y el pelaje a rayas grises y pardas, aunque bien difuminadas. 

Para terminar con la jornada, mi amiga vino a dejarme su champú de mora silvestre. Me lo apliqué en medio del paseo marítimo, y me dispuse a enjuagarme el pelo bajo la fuente de los pies de la playa. Como el champú era muy intenso, los dedos se quedaban manchados de negro y pringaba a todo aquel a quien tocaba. Así, manché a mi mejor amigo, pero no me atreví a tocar al joven del principio del sueño, ya que iba con camisa y estaba guapísimo.

PD: Yo sé que significan los detalles pequeños del sueño, pero ¿y el burro? Es que no entra en mi entendimiento. Ni racional ni irracional. No. ¿Por qué un burro ahorcado, tan lastimero? Y que ni rebuznaba. Venga ya. ¿Qué fumo antes de irme a la cama?

10.09.2011

La niña pequeña.

Encerraron en una habitación ridículamente amplia a una niña pequeñita. La sala, sin puertas ni ventanas, tenía una única entrada de luz, la más amplia: no tenía techo.
La niña pequeñita fue sacada de esa habitación, la niña no había crecido en los cuatro años que estuvo encerrada en "aquella jaula blanca". Y como una pequeña paloma que está aprendiendo a volar, ella quiso entremezclarse entre las demás palomas grandes. 
Nadie le enseñó a volar junto a ninguna otra paloma. La niña, que quiso aprender a hablar con la voz de su interior (esa que a todos nos cuenta algo, esa que nos regaña cuando hemos fallado, esa que nos da tirones de oreja, esa voz que despierta la melancolía), acabó hablando con los folios blancos. La tinta negra de los bolígrafos "Bic" se gastaba en el papel como lágrimas caían en sus brazos mientras dibujaba. 
Y la niña creyó en sus folios más que en Dios, que sólo le prometía lo que nunca daba. La niña dejó de creer en los demás, porque ella veía que nadie tiene porqué contarle la verdad a nadie: ella sólo se la contaba al folio.

Luego, decidió ser más sincera y contar un poquito de sí misma al papel humano. Pero ¿recibía lo que daba? ¿O sólo recibía más mentiras? 

No tengo ganas de seguir viviendo con la niña pequeña tirándome de las costuras del pantalón. No quiero que me llame y me diga "¿Te gusta lo que he hecho?" cuando aunque en sus ojos esté la satisfacción de haberse desahogado, en el folio estén atrapados para siempre los motivos de sus lágrimas. 
Porque en realidad, el folio se acabó convirtiendo en mi única creencia, esto es lo que hay dentro de mí, sólo hay que des-doblarlo. No hay una tía debajo de una luna, hay una tía gritándole a la figura de la Luna, que representará alguna otra cosa. No hay un dibujo, lo que realmente es, es un ladrillo de "El folio de las Lamentaciones".

10.04.2011

Déjenme desahogarme.

Inconformismo. Por eso es por lo que me gustaría ser algo grande, porque no me conformo con lo que tengo, con lo que en el mundo hay. Que agobiante es saber que algo va mal en tu país y el motivo, y realmente no poder hacer nada. Se me viene a la mente el movimiento de los indignados, pero la solución no reside ahí. Yo pienso que habría que ser más inteligente e irse colando en los puntos de poder, hasta hacer llegar al gobierno ideas como ¿Van a quitar la pensión? ¿Y por qué no se la quitan a los ministros? ¿Por qué un ex presidente es rico? Se supone que es ex-presidente porque fue presidente y no gustó lo debido. ¿Por que pueden seguir esos hombres con esa vida?

La vida cada vez es menos justa pero ¿qué es la justicia? Para mí es como otro de esos muchos valores que son ideales, sueños del hombre. Al igual que la belleza, el bien y el mal.

10.03.2011

Turista en tus entrañas.

Quería crecer... Y aprender a decir No more sorrow. Pero no puedo, no sé si es porque me gusta o por qué otra razón. Me clavo yo sola palillos de dientes en el corazón, extraigo pequeñas porciones y las doy a probar. ¿Fue amargo para su gusto? ¿Salado, agrio, dulce, demasiado soso o picante?
Estaba frío, ¿verdad?
Porque así fue la última idea que acabo de hacer.

Recuerdo que durante yo estaba en el Mundo de Ébano, me dijo un personaje que creí Dios que yo era muy sombría, fría. Que daba miedo. Pues bien, me he ido. Me has asustado. Me has asustado de mí misma. ¿Cómo fue que llegué a coger un trozo de otra carne y a pensar que era mía? ¿Cómo he acabado pensando que yo misma soy parte de otro alguien?
Si de vez en cuando hace tanto frío que la nieve se me amontona en el pelo y la escarcha hace que tropiece en mi huida, y mi cuerpo resbalando y cayendo.

Como en la canción de 5FDP, It's not enough, it's not enough, I never was or will be. ¿Acaso soy algo más que un turista? Porque cada vez me imagino más con una gorra y un mapita explorando un pequeño mundo por el que no me pierdo, pero tampoco llego a ningún lado. Quiero entrar en los mares pero, ¿y si no son nada profundos? ¿Y si solo son un dibujo? No quiero, pero... tengo la impresión de que puedo, con un dedo, ir derribando cada casa, sin que haya ni un alma detrás. Y si no es así, dime ¿por qué no puedo sacar un hilo de colores de tu mente? Ya no me entretiene tanto, me agobia y me aplasta ver que me pierdo en mi propia desesperación de animarme a mí misma. Es por echar las culpas a alguien, sin que realmente las tengas. Pero odio cómo mi ego se ha ido y es como si ahora estuviese sobre un puente de cristal entre el vacío y la nada. ¿Me explicas qué ha pasado desde que nos conocimos?

10.02.2011

¿Qué fue lo que pasó?

Las estrellas empezaron a moverse del cielo. Aquel mundo, aquel templo, aquellos árboles, aquel Dios, todo dejó de brillar con luz propia. Las estrellas las encendí yo, el bosque estaba iluminado desde el suelo hasta las copas de los árboles. Las estrellas habían caído como piedras en la tierra. El cielo, negro, sombrío, se extendía cubriendo al mundo. 
Corriendo, me dirigía al puerto de aquel mundo. El pelo se me pegaba en la piel, estaba húmedo aún. La carrera que dí desde el corazón del bosque se hizo interminable, y apenas llegué al puerto me sentí cansada y asustada. ¿Qué pasó mientras me quedé dormida? No tenía pinta de que lo fuese a adivinar pronto. Tiré de mi cuerpo hacia el muelle, vi que mi barco estaba allí aún, blanco e intacto. Las olas hacían que bailase como si estuviera vivo. El faro se apagó. Hay veces en las que todo ocurre en décimas de segundo, sin tiempo para reaccionar simplemente actúas. Ésta fue una de ellas. Me tiré de cabeza al mar agitado, nadé hasta la parte de atrás, me impulsé y subí. Corriendo con los pantalones encharcados, llegué hasta la cabina del capitán. Puse rumbo a mi mundo, quería irme de allí.

Mientras navegaba hacia mi mundo, me volví a dormir. Estaba tiritando, congelada. El barco se movía, meciéndome. El agua susurraba palabras que no llegué a comprender, el cielo no tenía Luna, ni estrellas. Choqué con algo. Una ola lamió la proa como una lengua, escupiendo agua y sal a la cubierta. Una luz leve y fría pasó sobre mis párpados. Abrí los ojos, era mi faro. Al fin, mi barco era fiel a mí y mi mundo era mío, luego no hubo pérdida. Como siempre, fue fácil encontrarme a mí misma. Até el barco al muelle con un nudo cualquiera, me desnudé completamente y me presenté a las puertas de mi castillo. Las abrí épicamente, con los brazos fuertemente extendidos, entrando una débil luz por la puerta. En el suelo se proyectó larga mi sombra oscura.

No vino nadie a recibirme. Mi trono estaba vacío, la corona, mordida por las ratas. El polvo y las arañas habían hecho esculturas de suciedad en las esquinas del castillo. Quise creer que era un sueño, cerré los ojos y los abrí con miedo. Todo seguía igual. 

En una de las habitaciones de mi castillo, vivía antes mi ego. Había venido para pedirle consejo. Subí las ciento quince escaleras, pisando los escalones de tres en tres. Me coloqué delante de la habitación nº 0. La habitación más oscura de todo mi mundo. Y la más alta. Contuve el aliento, saqué pecho, mi corazón latía sin ritmo, como quería. Llamé dos veces a la puerta. Estaba cerrada, mi ego gimió y no me abrió. Pero no gemía de placer.
De una patada, derribé la puerta. Las astillas cayeron en un charco de sangre. Mi ego estaba atado con cadenas en la pared, sin ninguna ropa. Su piel era negra y sus ojos, negros. El pelo le caía sin gracia sobre el hombro izquierdo. Estaba respirando aire, espirando luz y polvo. Me asusté cuando vi que no era humo negro lo que respiraba ya. Me acerqué, le besé y respiré su aliento de luz. Él apoyó la cabeza sobre mi hombro, dejando la boca a la altura de mi oído. 
- Vuelve al Mundo de Ébano.

9.30.2011

El Dragón de Circo.

Me estaba mirando el ombligo, como siempre. Yo, yo. Sólo yo, estoy conmigo. Me gusta hablar en pasado indeterminado, ¿cómo se llama en realidad ese tiempo verbal? Es igual, yo sé de que hablo. A nadie más le importa.

Dentro de una carpa, se enciende una luz que enfoca al centro. Los rostros inquietos del público, tras las rejas que separan las gradas del escenario. Las pipas cayendo al suelo, el rumor callado de la gente prestando atención. 
- Y aquí está el Dragón de Trescientas lenguas.- Dijo el jefe, vestido de manera ridícula.
El sanguinario monstruo imponía respeto. Su piel, curtida y rojiza, sin brillo. Parecía cansado, detrás de tantas exhibiciones. Siempre que había intentado escapar, le habían soltado una descarga electrica. Y ya le sedaban en pequeñas dosis a la hora del espectáculo, para que "obedeciera" y no echase todo a perder. El monstruo estaba triste, reprimido. Entonces yo vi cómo mi compañero tenía que hacer peripecias con la lengua que tenía cortada en trescientos pedazos, y cómo se tenía que tragar todas las trizas de los sueños que se habían ido rajando en cada latigazo, en todos estos años.

Una noche más, tuve que curarle las heridas, pero esta vez sería distinto. Después de llevar planeándolo, hice que la jaula se tumbase cuando íbamos en carretera, cerca de un lago. Abrí la jaula. El Dragón me dió las gracias, y me subió sobre él. Echó a correr por la tierra seca hasta que llegó al lago. Se hundió unos minutos, y salió. En la carretera, todos se habían parado. Buscaban a mi compañero, con potentes máquinas eléctricas. Y una escopeta en la mano, para darme caza. El Dragón no tiene alas, pero sí que puede echar a correr. Fue por esa malformación que lo capturaron.

Que me expliquen.

Estrangulando el tórax, el dolor sonríe a la muerte con complicidad. El corazón, envuelto en un paño de suave seda púrpura, late con temor, como si se tratase de la mejor batería del mundo. El ritmo inigualable nos hace mover la cabeza. 
Por otro lado, la sal del mar salpica los ojos, las bocas se curvan y arrugan mostrando entre los dientes la peor de las pesadillas. Los ojos salados escuecen en el alma, la cara en una expresión fatal.
Y es entonces, cuando el alma que ha reído, ahora llora. Las manos de la justicia fueron cortadas ya hace mucho tiempo, los rosales podados no dejan crecer nuevas rosas. Los capullos que quedan, van cayendo uno a uno, pero el último y más oscuro de todos, cuelga en tensión por el cáliz. Débil y marchito, sin color.

¿Y por qué todo el mundo va a llorar cuando alguien se va? Yo no lo comprendo. Por favor, dejen de consolarse entre vosotros, hablando de paraísos del bien ni porras en vinagre. ¿De verdad se creen eso? ¿De verdad que hay alguien en el cielo que cuida de ti, y que cuando tu cuerpo muere, viene a llevar tu alma al mejor sitio de todos los tiempos?
Yo no. Que absurdo. Si nadie tiene en cuenta mi ser completo, ¿quién se va a apiadar de mí? ¿Quién os hizo creer esto? 
Pero sé que algún día crecerá un árbol sobre el cadáver de cada uno de nosotros. Quiero asegurarme de que la gente sea más consciente de la necesidad de las plantas en el mundo, y si crece sobre nosotros una cuando muramos... 

A mí me gustaría que me enterrasen en los pies de un roble. 

Pero es sólo esto, retomando un poco la breve idea de antes. ¿Por qué llorar cuando alguien muere? Se supone que sabemos que nada es infinito. Ah, claro. No volveremos a ver al sujeto que perece. Bueno, pero en tus recuerdos ahí le tienes... Es compleja esa nostalgia, recuerdo, añoranza... Quizás impotencia, de no haber podido hacer nada ante un accidente letal, quizás alivio cuando una persona ha sufrido mucho. Yo que sé.

9.19.2011

Créetelo.

Como ruido de fondo, se escuchan los coches a través de tus ventanas. De vez en cuando, risas de transeúntes. Las luces de las farolas de tu calle justo acaban de encenderse. El sol, por un momento, dudó en esconderse, pero al fin ha oscurecido. Sobre tu escritorio, quizás haya algún folio en blanco, tres o cuatro latas vacías de cerveza barata. Y entre la silla y el monitor, te encuentras tú.
Tus ojos delatan el tiempo que llevas frente al ordenador, incluso te molestan. La boca seca, el cuerpo te pide otra cerveza pero ya no llegas a fin de mes. Es muy entretenida la vida a través de una pantalla, sólo quieres ver lo que te apetece. Ves cómo con un "clic" una exuberante rubia se desnuda para ti. Hace tiempo que no sales a la calle, ni tan siquiera para fumarte un cigarrillo. ¿Y qué hay fuera?

La gente se amontona formando un cerco alrededor de algo. Podría ser el típico accidente, en el que los ciudadanos- preferentemente viejos y marujas- forman un gallinero y hasta graban imágenes con sus móviles, sólo por morbo. Por tanto, te dices a tí mismo que si ha sido grave, ya lo pondrán en Internet. Además, habrá pasado una media hora y no ha llegado ningún coche de bomberos, ni ambulancias. No ha sido nada. Y giras de nuevo la cabeza hacia el brillante monitor. Y no te has dado ni cuenta de que en la calle la gente está corriendo, huyendo, gritando. Y hay personas que caminan torpemente hacia otras, se han vuelto animales. Hay un hombre en la acera que está mordiendo a una niña, y ella echa espuma blanca por la boca. Los perros tienen los ojos rojos y nada de eso lo has visto en Internet. O sí, quizá sea un sueño. Nadie ha hablado de zombies en la red. Aún.

Pero ¿tú no eres otro zombie? Bebiendo cervezas casi a diario, fumando, o toda la noche "navegando" en las redes "sociales". Sí, ahora entiendo por qué se llaman "Redes Sociales". Atrapan a las personas como si fuesen  meros o besugos. Además lo hacen en gran escala, se ponen de moda y todos quieren caer en la trampa, hasta que venga una trampa más golosa y más prestigiosa. 

9.13.2011

Prefiero quedarme.

Las aves de un mundo ardiente están cubiertas de nata negra, los peces tomaban el sol en la superficie de los lagos y ahora se les acumula nieve gris en sus lomos. Los árboles retorcidos y sin hojas se esconden del sol, y muestran sus corazones, abiertos por la mitad. La alfombra roja hacia nuestras casas, como una lengua hirviendo que se desenrolla. La Tierra nos dá la bienvenida. Y para entonces, no podremos quitar la mano.

-

Lloviendo, y con movimientos lentos en el intento de correr, me dirigía a un lago. Toda la humanidad estaba en ese lago, era el más profundo. Un barco negro contenía a miles de personas, en el agua había unas cuantas. Y como todas no cabían en el barco, mandaron a construir un bote y dos lanchas acuáticas. Yo no quería abandonar el lago, es el Lago donde quiero descubrir lo que nunca nadie ha visto, lo que siempre todos han pasado por alto. Salté del gran barco negro y me sumergí en el Lago. Las personas, como objetos de diferentes tamaños, todas con cuatro prolongaciones y una cabeza, me parecían penosas y sombrías. Se peleaban por subir al barco grande, y no al bote. 
-¿Qué más dará uno que otro? Si van a irse del lago igual...-Pensé yo. 
Yo cogí una lancha, o más bien la robé. Le dí al motor, hacia la montaña que había al fondo del lago. De ella, caía una cortina de agua espesa y ruidosa, lisa como una pared. ¿Habrá algo detrás? 
Para no arriesgar, en lugar de estrellar la lancha contra la cascada, la paré. Me bajé de ella, y buceé hasta el fondo casi del lago. Crucé por detrás del muro de agua, era más grueso de lo que creía. Me costó un poco atravesarlo mientras aguantaba la respiración, pero no fue en vano. Cuando saqué la cabeza fuera del agua, medio asfixiada... Ví una pared de roca. Y una muesca de piedra blanda, de la que puedes sacar con los dedos. Hurgué con las uñas y la piedra caía a pedazos. En el centro de la pequeña muesca había un apón rojo de corcho. Metí el dedo índice, el anular y el pulgar. Saqué el objeto sin esfuerzo. Quedó un agujerillo de luz débil y casi apagada. 

Asomé la nariz por el agujero. Vi un río tétrico y oscuro iluminado por la pálida luz de dos antorchas que parpadeaban como el triste corazón de un moribundo. Seguí quitando las pocas piedras que podía retirar del muro, la sangre y el polvo se unían debajo de mis uñas. ¿Quien más ha visto esto? El agua del río era turquesa oscuro. Aunque yo sólo oía la cascada tras de mí, me pareció percibir un eco. Con algo de miedo, y el resto de curiosidad, metí la mano por el agujero en la pared. Lentamente recorrí las paredes del boquete que yo acababa de abrir, se caían algunas piedrecillas mientras lo hacía. Hasta que palpé el otro lado del muro. Sólo podía torcer la muñeca ya que el agujero era profundo como casi mi brazo entero. El otro lado del muro estaba húmedo, tenía verdín y crecían pequeñas enredaderas. Saqué la mano y la limpié un poco. Luego, empujé el muro por la parte delgada, y se desmoronó todo lo que yo había cavado sobre la piedra. Ahora el agujero era tan grande que podía meter medio cuerpo por él. Sin pensarlo, me metí. Las piernas se me quedaron medio volando, aún a ras del suelo. Miré, y de derecha a izquierda, el río se prolongaba ancho y profundo.

- ¿Hola...?
Escuché mi inocente voz rebotando varias veces contra mí. Suspiré.
- Hola.

9.09.2011

Entrada moñas-pastelosa para la posterioridad.

La vida no lo sé, pero las emociones son como un péndulo. Pero ahora, el péndulo está parado en la mitad de la infelicidad. ¿Cuando fue que vi los límites? Yo siempre creí que no había otro que el horizonte. Busco exprimir risas de mí, pero sólo saqué una gotita de crueldad. Estoy parada justo delante de un gran abismo de confusión, en el que veo nubes. Pero ¿es una caída de ida y vuelta al cielo? ¿O es sólo una caída? He hablado muchas veces sobre lo que yo pensaba del amor, que si instintos animales y otras cosas. Lo único cierto es, por muy moñas que suene oirlo en mí, que es único. Por ahí escuché que sólo había una vez, con suerte, en la que te enamorabas. En mi caso, y parándome a buscar detalles, es casi cierto. Porque yo creo que en el amor hay un matiz de odio, miedo. 

-

Y ahora leo todas esas cosas, y las pienso. ¿Qué cosas? Pues las pasteladas esas de "Odio cuando tarda en hablarme... Esque hoy no me dijo que me quería". Pues sí, sí. Ahora las comprendo. ¿Conformes? Me voy a dejar que me tiren los mismos dardos que he tirado yo, en el fondo quiero que sea así. Pero joder, que mi conciencia nunca ha dependido de nadie (ni depende, que leñes). Y estoy viendo mi fama de pseudo-puta (pseudo porque sólo habré echado cuatro polvos en mi vida, el 1º de diez minutos, el segundo de quince, el tercero casi no llegó a polvo y el cuarto de una hora y pico). Y de cabrona, de aburrida. Que realmente a mí me da igual lo que piensen de mí, eso no supone límites. Pero cuando quiero a alguien, y veo que pueden hablarle...-"Sí, pues tu novia es una borde...". Hay que fastidiarse. 
Que siempre que hago algo con la cabeza, puedo sentirme orgullosa. Pero cuando no... Sólo siento inseguridades y miedo a estropearlo todo. Será porque en el fondo soy una niña buena de verdad. (Pero que conste que en el fondo no solo hay plaza para un solo papel :P). Y para una vez que alguien acaricia mi schwarze herz...

- Que no, Mar, que no te contradigas. ¡Blanditaaaa!
- Déjame, tía, que estoy mal.
- ¿Por qué? ¿Porque tu novio no te hace mucho caso? ¿Porque no te dice que te quiere siempre?
- Sí, hum, bueno...
- Esque tú eres la primera que odia las cosas pastelosas. Que por un día no se cae el cielo...
- ...O sí.
- Vamos, no me jodas, Mar. Que sólo llevas un día sin verlo.
- Lo sé. Y esta mañana no quería verlo, lo llevo viendo muchos días seguidos.
- Claro y ahora tienes mono XD No te jode.
- Que te deeeeeeeeeeen...

PD: En fin, hagan sus chistes y ríanse, la venganza se sirve en plato frío.

9.07.2011

Cosas que...

...me dejé en el tintero a la hora de escribir la entrada de abajo:

Y con respecto a la entrada que acabo de escribir. Ahora leyendola, me veo con el agua al cuello. Y es un atropeyo tantos coches y tanto cambio de camino, tanto recálculo de ruta, como dice el gps de mi padre.Aunque para cálculos, las piedrecitas estas que salen en el riñón. ¿Se llamaban así? A mí me están saliendo en el alma.

De las ganas de llorar por algo que sé mas que de sobra que voy a perder, y lo acepto. Pero no es como la muerte, que ya ni es para mí ni para quien se muere, ya la propiedad es de la Tierra. No, no. Es porque lo que temo perder no es siquiera mío, es del viento. Y ya se va con el viento cuando quiere, me cansan las palabras que hacia mí se vuelven como puntas de flecha.

¿Quien fue el que me lo dijo? El individuo que más molestia se toma por deshilachar cada renglón que escribo, supongo. Que hay cierto matiz de miedo, o de melancolía, cuando te lo pasas bien sólo en ese momento irrepetible. 

Quiero protagonismo en cual mundo habito.

Perdida en un mundo donde la soledad desgasta gota a gota el ánimo de cada miembro que allí habita. A la mente se me viene una carretera en la noche, luces de coches y semáforos. Esos momentos en los que decides dejar de fijarte en la carretera, y te pones a mirar. Cuantas luces, y que bonitas. ¿Qué me estoy dejando por el camino? Siento como si olvidase parte de mí en cada experiencia que voy viviendo. Los colores de las bolitas de luz en la carretera son maravillosos, increíbles. La inspiración entra por los ojos y rápidamente es asimilada por la mente, y hay algo en tu cabeza que se enciende junto a las luces. 

Pero en esta carretera, he visto que todos los coches que hay solo van en dos sentidos, en dos direcciones. Es un poco blanco-negro, pero a la vez es tan ordenado. Y la carretera, la larga hilera de coches negros, blancos, verdes, grises, dorados. Parecen papeles de bombones. Y bien, me recuerda a nuestras vidas. Porque cada persona tiene un envoltorio, un físico igual pero diferente. Y luego está el bombón dentro, que algunas veces es de café amargo y otras veces es un chocolate adictivo. No quiero una carretera en la que ir conduciendo mi camino, porque sé que más de una vez no voy a querer aguantar el atasco, saldré del coche, pisaré el asfalto y caminaré hacia otro lado. Más que un coche, un barco, porque es más natural, es el mar. Es el mar, ayer salí a correr y decidí darme un garbeo por la orilla. Cuando pisé la arena blanca, vino un olor a colilla de la tierra. ¿Esto es lo que el Hombre quiere al mundo? ¿Esto es muestra de agradecimiento, a la Tierra que te dio la vida? No respeto a nadie, no quiero a nadie, ni pienso mostrarme a nadie que no esté con la mirada fija y atenta en la carretera, estancado en el "¿Qué dirán?".

De noche, las olas me hablaban en su idioma y la lengua del mar besaba mis pies. Me recibía, el mar siempre ha recibido a mi alma. Y cuando no tengo nada que decir, en ella encuentro palabras. El mar está frío, se mantiene a lo largo de los años y sólo se corrompe por la acción del hombre. El mar, o la mar para quien lo prefiera. Transparente, sincera. El mar me llama y es cuando acudo a él, cuando me abraza la cintura mi interior se alegra y ríe como una niña pequeña y feliz. Cuando he estado mucho tiempo buceando, viendo los secretos tan bien guardados, me siento realizada. Y cuando simplemente veo el mar en el horizonte, me siento pequeña e incomprendida, sola y acompañada por mi grandeza.

PD: ¿Es por la foto? Es sentirse como una pobre loca cuando muy poquitos comparten tu opinión, pero ¿feliz? Feliz siempre.

9.05.2011

Untitled.

El escalador de líneas se ha caído entre los renglones de una frase, el espacio vacío entre las palabras es el que mejor define al texto. El escalador es muy pequeño, diminuto como un punto. Pero su comprensión es tan grande como la inmensidad de páginas por las que se ha perdido. Encontró laberintos y nudos que se enredaban, y ataban sus brazos a la angustia. Mientras el escalador leía, las palabras devoraban su corazón de papel. La tinta era su sangre, los borrones su desamparo. Busca la verdad en cada hilera de sílabas, busca la tranquilidad y el sosiego bajo la sombra de un espacio en blanco.

El escalador sonríe cuando empieza una montaña, y llora cuando la corona con su bandera, en el final. El escalador anhela un nuevo Everest, lleno de tensión y dolor, lleno de sorpresas. Pero todo está firmemente escrito. No quedan montañas que el hombre no haya nombrado, no quedan ilusiones en el tintero. No queda esperanza bajo la piel del escalador, la fe está más que extinta en el aire de sus pulmones. Pero el escalador se acuerda de sus primeras colinas, por las que subió sin miedo y con ayuda de un guía. El escalador revive cada libro en su cabeza, cada imagen en su mente, cada palabra en su corazón. Entre líneas cae el hombre, intentando comprender una última gran montaña. Pero el escalador está cansado y no tiene fe. Esa última montaña es más grande que las demás, hay prácticamente una igual para cada cultura. El escalador siente unas frías hojas escritas, los renglones más antiguos y más torcidos de todos, son los que construyen esta montaña. Pero la montaña Última no ha sido nunca coronada por nadie, y el escalador sabe, que será la montaña de la incomprensión y de la duda. Aún así la escala, y se da cuenta, de que no se equivoca. 

El viejo Sol.


- Sinceramente, Dios, yo no te quiero. Eres el padre con el que no hablo, me pongo cerda sabiendo que "en el cielo" hay alguien que me observa. No he ofrecido nada ante tu altar, mi virginidad se la dediqué al diablo.
Y hoy te quiero contar que la vida se me queda corta, que soy feliz desde que perdí la fe. ¿Por qué? ¿No se supone que Dios ama a sus hijos? Yo soy tu puta bastarda. ¿En qué piensas? Quiere a los que te quieran, que de mí sé cuidar sola.

-

Cuando me vestí de niebla espesa, el traje pesaba sobre mis hombros. La humedad tocaba hondo mis huesos y los lamía como un perro. El sol no calentaba ya, estaba frío. Se cubría en un cielo canoso, el suspiro del viejo cielo era gélido y débil.
El niño nació sobre la playa de arena blanca, el mar corinto lloró sobre su cuerpo. El anciano sol con sus temblorosas manos le dibujó un ombligo en la barriga, con cuidado posó sus dedos en la frente de la criatura. La piel, aún con restos de su madre, se mantenía cálida bajo el anciano sol. Pero el cielo se cubrió de luto, y una espada curva congeló el cuello del viejo con su hoja.
En el silencio de la noche, el niño desnudo extendió sus tiernos bracitos a una madre blanca. El niño juega con su pecho, se ríe y llora. El niño no sabe hablar, no sabe cantar, no sabe amar, no sabe abrazar. Tiene hambre. Pero sabe que el sol viejo duerme, así que cierra los ojos junto al mar corinto. Entierra sus manitas en la arena, escucha el lenguaje de las olas sin entender palabra alguna. Se rinde al frío y muere esperando a su viejo y tibio sol. 

Mundo de ébano (||)

El rastro de las hojas que viajan en el viento, ahora reposa sobre el suelo liso del bosque. La brisa se detiene. Al avanzar, no levanta polvo. El cielo que me vio nacer es pequeño a su lado. El astro que un día hizo el favor de iluminar mi inocente vida ahora tiene el honor de aprender de su luz. Ante esta pobre loca está el dios de aquel mundo de ébano.
Por un momento olvidé mi imperio, mi reinado, mi atmósfera colmada de placer y dolor. Abandonada por mi ego, perdida en el corazón del bosque de ébano, tirada delante del palacio de un dios, me sentí como la principal ofrenda de un sacrificio. Y aquí estoy, vulnerable y frágil, ante la mirada de un dios.

El hombre pasó con cautela por mi izquierda. Yo miré a la derecha. Entonces él me miró a mí. Yo fui a mirarlo pero ya no miraba. Es como si evitásemos cruzar una palabra. Y mi orgullo intentó levantarme del suelo, pero sólo pude ponerme de rodillas. El dios me miró por fin a los ojos, su juicio fue el de un niño.
- No eres de aquí, ¿qué buscas?
- No buscaba nada, señor. En realidad me dedico a ir encontrando, guardando y tirando.
- Eres una caza-recompensas o algo así, supongo.
- En realidad yo...
- Pues entonces largo.- No me dejó terminar la frase.- Aquí no hay nada de valor.
- Sí que lo hay. Cada ébano joven vale una fortuna en un mundo que conozco, su propia corona de ébano y esmeraldas podría comprar toda una legión de soldados.
- No necesito ni la fortuna ni la legión, no me interesa vender nada.
- De hecho no me ha dejado terminar. No soy una cazatesoros ni nada por el estilo, sino- el dios hizo un esfuerzo por no interumpir.- que guardo recuerdos y experiencias. La mejor riqueza es morir sabiendo que he exprimido todo lo que podía conocer. Sin embargo, la muerte es impredecible y además limita el tiempo que tengo en la vida para conocer todo...
Pero al Dios de ébano parecía aburrirle el anhelo que yo tengo por aprender de la vida. No sé de qué podría yo servirle, ni hablarle. En qué estaría pensando el pobre hombre mientras yo hablaba. Pero cuando me callé, me dí cuenta de que escuchaba. En un momento, se oscureció el bosque. Se oyeron truenos y se vieron relámpagos. Era el turno de la lluvia para dar vida al bosque. Las gotas fueron cogiendo fuerza, y me quedé mirando al cielo como el que nunca ha visto llover. Una mano me arrancó del suelo y me obligó a correr por el bosque hacia el palacio. El dios encendió una luz amarilla que parpadeaba y era tenue, una vez dentro. Se oía la lluvia salpicar las esmeraldas de las ventanas.

Mi pelo estaba empapado, y yo estornudé humo negro. La reacción del dios fue asustarse. Yo había cogido un poco de frío y el pobre hombre pensó que me había entrado algo malo. Entonces quiso que me quitara la ropa, y yo habría accedido con mucho gusto si no me hubiera abandonado mi ego. Así que él me trajo una manta gris y me la dio.
- Perdona que le cause molestias...- Me disculpé por una vez en la vida.
- No es nada, pero ¿estás bien? Lo digo por el humo negro.
- Ah, no es nada. Soy la Diosa del mundo de los diamantes oscuros. De vez en cuando me pasa eso...

Miré al que realmente había cogido frío. Estaba al lado mía en el sofá, seguimos hablando un poco más. Recuerdo que vino un trueno, luego se oyó... Se fue la luz tenue, y nos quedamos a oscuras. El dios me pasó un brazo por encima, yo puse la cabeza en su regazo y nos quedamos dormidos bajo la manta gris, escuchando la lluvia fuera y el silbido del viento entre los árboles. 

9.01.2011

Para mí cuando lo necesite.

Mar, te estoy escribiendo esto por algo. Probablemente cuando un día esté lluvioso, no va a dejar de llover para siempre. Saldrá el sol, pero otro día puede incluso que haya tormenta. Yo te conozco, y sé que las cosas las haces por un motivo, aunque para los demás no tenga ni pies ni cabeza. Está bien si te funciona, pero últimamente no estás resolviendo tus problemas, sólo actúas y te dejas llevar por lo que el deseo te hace sentir. Piensa que todo problema tiene un origen, un causante, algo que hace que se ponga en marcha, una dificultad para superar... No todos los problemas son iguales, pero tú siempre has sabido darle forma hasta llegar a la solución. Por eso te pido que hagas funcionar un poco más a tu cabeza, te des cuenta de lo que ahora te pasa y así puedas solucionarlo, planteándote más de una solución posible y que, por supuesto, tengas en cuenta las consecuencias de tus actos.

8.27.2011

Y aquí estoy...

Delante de un señor con una camiseta de Franz Kafka. Qué me moló a mí una novela suya, La Metamorfosis. El otro día soñé que mi hermano pequeño era una oruga morada gigante y yo lo tenía que salvar. 

-

Pues bien, hoy me ha llegado un recuerdo de otro tiempo. De cuando el caimán se dedicaba a aburrirme. ¿Qué habrá sido de él? Ya como que no me importa. Ayer, hablándolo con un individuo y (es demasiado especial para que sea un individuo x) me estuve acordando de lo mala que era yo de niña. ¿Yo, buena? Ni durmiendo, decía. Cuanta razón, que acabé dándole consejos para ser un cabrón a mi mejor amigo, porque a mí, así siempre me ha ido bien. ¿Pues sabes qué? Que aparte de estar hablándole a una pared, me están cayendo mis propias palabras encima. Mira, mejor dejémoslo. No, no hablemos de esto. 

Que asco de mundo, por favor. Se está muriendo mi abuela ingresada en el hospital, y nada más que hace dar órdenes "traeme esto, hazme un caldo, cómprame bragas..." Se está muriendo y la agonía la padecemos más la familia que ella. Que coñazo, y pensar que mi madre se está volviendo igual con los años. Lo he dicho ya, yo antes de volverme así me suicido. Que quiero mi mente tal y como es, joven y sana. Bueno, sana... Si me pillase un buen psicólogo, sabría forrarse conmigo. El dinero es el dinero.

Aunque eso de eliminarme, así por las buenas... Hace poco, me dijeron que no me iban a dejar. Me quedé un poco ¿cómo?. Pero a la vez, me sentí un poco mal, un poco... No sé. Mal. Porque era una persona radicalmente diferente a mí. Si tuviese un blog como el mío en vez de Obscura sería Lux. Me gusta. Creo que ambos estamos en otro nivel, en el de Dioses. 

See you soon, 
Mar.

8.17.2011

Mundo de ébano. ( | )

En el extremo de un delgado hilo de esperanza, cuelga el martillo de mis ideas. Bajo él, se encuentra la caja de bombones de cristal que mi anhelo come. Y una fina aguja de ébano sujeta con delicadeza el hilo.

-

Vagando sin otro rumbo que el de encontrarme a mí misma, he pasado por muchos mundos. Conocí el mundo de baldosas de amatista, donde me construyeron mi segunda casa. En gran parte de los otros mundos, sólo soy un amigable forastero. En el resto, únicamente vivo al paso y no tengo sitio. Conozco muchos mundos vacíos de espíritu, muertos como tierra hecha polvo. Tierras áridas, toscas, que no concibieron nunca frutos.

Hace poco he embarcado en el mundo de ébano. Allí fui recibida con amabilidad y cariño, en silencio y sin palabras. Pero en los rostros de los habitantes parece como si escondieran un gran tesoro.  El mundo está pulido, limpio y brillante. Las casas de ébano y hojas verdes son modestas, las paredes están barnizadas y el tacto es suave. Nada mas entrar, puse los pies en el inmenso bosque de ébano. Los árboles se extendían hasta que, al mirar arriba,  las hojas formaban una espesa bóveda que apenas dejaba entrar la luz. Aun así, el bosque estaba iluminado por miles de luces blancas. Fui caminando hacia adentro, me quería adentrar en lo más profundo. Y así fue, que llegué al corazón del bosque.
Allí, las hojas dejaban que los rayos de sol acariciasen un palacio de ébano, maravilloso e indescriptible. Las paredes estaban cuidadas en detalles a más no poder, eran además gruesas y fuertes. En cada esquina, había ladrillos de esmeraldas, que parecían delatar una poderosa luz mágica del interior. Rodeé el palacio hasta llegar a la ansiada puerta translúcida de esmeralda. Para poder llegar a ella, había sido construída una escalera. Los peldaños eran también de ébano, con delgadas florituras de oro en los bordes.

En silencio, me arrodillé ante ellas. Toda esa elegancia y gloria no había sido construída para mí. Mi alma se quedó petrificada. Mi cuerpo se hizo ladrillos de temor y cemento de esperanza. El respeto cose mi boca con hilos negros.

- Me dirijo a tí, Palacio de ébano, me gustaría poder pasar y descubrir que guarda tu interior. - Esto lo dije en voz templada, con temor a que alguien me escuchara, y a la vez ansias de una respuesta. 

Así me dispuse a subir las escaleras. Con las piernas temblorosas avancé en el primer peldaño. Todo mi temor y respeto golpea con fuerza en el corazón, y siento los latidos del miedo en las sienes. Logro ver que la puerta está entornada, y que el interior promete ser cálido y especial, único.

- Yo sé que no merezco subir a tan alto, ya que nunca he aspirado a grandes cosas. No merezco ni haber llegado hasta aquí, ni a haber pisado el bosque. Porque yo sé que todo lo que hay fuera del palacio no es ni la mitad de la grandeza que hay dentro. ¿Quién puede entrar en este palacio de luz y madera? ¿Que he de sacrificar? Yo soy pura como las flores blancas, soy un hada exportada en soledad. Soy obscura como los diamantes negros. Soy profunda como el mar.

Nadie vino, una leve ráfaga de viento del Este meció con gracia las copas de los árboles y mis cabellos sueltos. Los rayos tibios del sol calentaron mis mejillas. Esa fue la única respuesta que tuve. La melancolía me abrazó por sorpresa el corazón . Que mundo tan silencioso, tan noble y a la vez tan seco. 

PD: Continuará.