5.19.2016

Nos separan cordilleras, años, lágrimas y folios en blanco. Nos separan tempestades, sueños hechos trizas, billetes de autobús. 
Nos separan mis pinceles, mi cuaderno y mi agotamiento. 
Tú fuiste la llama que avivó la  mía, tú fuiste el agua que bebí sedienta, tuyos fueron los dedos que acariciaron mi alma. Tuyas fueron las lágrimas que me hicieron llorar. Tuyos fueron los besos en los que aprendí a amar. 
Tuyas fueron las sonrisas en las que aprendí a volar, contigo fueron las horas que jamás volverán. Tuyo fue el pelo en el que me quise enredar, tuyos fueron los sueños con los que me quería quedar. 
Tuya era la voz que me hacía temblar, tuya era la piel que me supo inspirar. 

Aún así jamás fui tuya, y tú jamás fuiste mío. Fuimos silencio mientras en silencio veíamos la luna roja hundirse en el mar. Fuimos noche y amanecer en el mismo beso. Fuimos madrugadas andando por la carretera, fuimos locura y piedra contra los cristales de las ventanas del mundo. Fuimos pasión y veneno, vida y muerte. Ni se te ocurra pensar que en algún momento podré olvidarte. Fuiste un fantasma entre mis brazos.

Eres las heridas que no curan, eres peor veneno que el azúcar, más amargo que todos los dibujos que habré hecho desde entonces. Eres Octubre y yo me pierdo entre tus hojas caídas y muertas. Eres lluvia y empapas mi alma, eres frío y me cortas los labios. Eres melancolía, en definitiva lo eres. Siempre lo pensé. Siempre tuviste ojos como huracanes que me tragaban. No tengo alma, la tienes tú en tus pecas. 
Eres las respuestas de las preguntas que me hice, eres la verdad de una mentira que me quise creer, eres la risa que ya no encuentro, eres el pasado, y jamás volverás a ser mi futuro incierto. Eres la noche cuando me acuesto, fría como el día en el que podía pensar en algo nuestro. Me castigaste por amarte, yo te perdoné pero no te olvidaré hasta que me haya muerto. 

Nos separan el dolor, la sangre de tus cortes y las culpas que me echabas. Nos separan mi cansancio, tu egoísmo y mi necesidad de seguir viva. Nos separan los sentimientos que algún día hubo. 


The dead siren.

Los rizos mojados por el mar y por la Luna eran la perdición de miles de barcos. Canciones de otro mundo, voces de sirenas. Todas celebraban la muerte, así como todos se perdían en el agua, dejando su barco a la deriva para así poder encontrar la dulce voz. 
El canto se convertía en afilados dientes, hasta que quedaba eclipsado por el llanto.

Pero esta historia es distinta. Ella no cantaba, y dedicándose a peinarse cuando la noche era más tranquila. Sin luna y sin estrellas, ella vivía en un mar de silencio y frío. Nadando en la sombra, no conocía su voz, y cuando quería hablar sentía que se ahogaba. Se enredaba con su propio pelo. 
Una noche vieja y perdida en mis recuerdos, ella salió a la superficie para contemplar una vez más los cantos de sus compañeras y todos sus enamorados cayendo al agua. Pero esa noche estaba sola. Sólo su pobre figura frágil y su piel traslúcida brillaban en la oscuridad. La adrenalina se iba apoderando de ella, la duda y el miedo enterraban sus raíces en lo profundo de su pecho. 
Aquella noche hubo un sólo barco, con el casco ya roto y podrido. Y sólo un tripulante a mando del timón había. La tristeza podía tocarse en el aire que exhalaba a través de su nariz. Los labios finos, pegados. Una postura tranquila y una mirada inquieta. Padre de huracanes, el origen de cualquier tormenta eran sus pupilas. Todo remolino, todo trueno y todo tornado habían sido una vez sus lágrimas. ¿Por qué las sirenas temían aquel hombre? No era hombre sino fantasma, no era hombre sino el más viejo enemigo del mismo Dios del mar. Aún así, en el iris de sus ojos esta sirena encontró la vida. Encontró palabras y voz, y supo ver una luz que brillaba más que la Luna y las estrellas.

Ella nadó hasta la roca más alta, para poder encontrarse de cara a cara con aquel quien se había convertido en sueño. Sus miradas se tocaron, y ella quiso saltar a su barco. Él no hizo nada para impedirlo, la aceptó y la recibió con sus brazos. Y se la llevó muy lejos, al fin del Mar y al fin de la Tierra. Allí, en el oscuro vacío que era su morada, la soltó. Pero antes se aseguró de cortar su cola para que no pudiera nadar. Se aseguró de robarle el alma para que no volviera a amar.
Fue la única sirena hechizada por su mirada, la única sirena hipnotizada por una voz, la única sirena atraída por un hombre.


 

9.15.2015

Static eye contact, creepy eye contact.

Quiero verte, ser extraño, por mucho que me asustes a mí y a muchas personas más. 

¿Qué quieres tú? ¿Qué sientes? ¿Por qué me esperas? No quiero tenerte cerca, no quiero sentirte, sólo quiero moverme, volar libre y vibrar. Ser feliz y sentir la paz. 
Tú eres lo contrario. Estático, rígido, inmóvil. Te encanta asustar. Amas el miedo como yo amo la tranquilidad. Amas el control tanto como yo. 
Quiero entender qué eres, quiero saber más de ti. Pero también quiero que desaparezcas y te vayas tan tranquilo como busco estar yo. 

Quizá tú también estés paralizado. O quizá sólo vigiles. No lo sé. 

Si he de volver a verte, espero tener más fuerza que la última vez. Eres sólo una pequeña piedra negra en la trayectoria de una inmensa onda de luz vibrante.


Please, fade away. 
We don't want obstacles, movement is required to fly.

7.21.2015

A los que aún me leéis. A los que aún se interesan por mí.
A mí misma.

Esto duele, pero no como cien agujas. Nada se clava, el daño no es en un punto concreto. Es un golpe seco que me deja cansada y magullada, y sin saber de dónde viene y mucho menos por qué, no me quejo, sólo trato de prepararme para el siguiente golpe.


Verás. Me han jodido. Mucho. Tanto, que no creo en el amor. Pero no creo en el amor que se recibe, creo que nunca recibiré lo que doy. Me decepciono, y me siento sola. 
Pero no dejaré jamás que alguien que no ha sabido responder bien a lo que yo he tenido que ofrecer haga que se pudran mis ganas de hacer feliz a la gente que me rodea. No le daré la importancia a esa persona como para que el amor desaparezca de mi vida. Quizá yo desaparezca de la suya como algo bueno, quién sabe. No juzgo a nadie. Sólo quiero ver sonrisas.

5.19.2015

An old fragment

Yo sé que no existes, y aún así te veo. Tu mirada salvaje y tu expresión risueña palpitan calidamente en mi retina. Hay recuerdos que no se olvidan.

Tu alma es música, a veces salvaje e indomable, otras veces un paseo sereno de unos delicados dedos por una triste guitarra.

Y sigue palpitando tu visión en mi cabeza, pálida tu piel, te reflejas en mi tristeza. No puedo olvidar la forma en que te ríes, mi cabeza tenía su sitio en tus hombros, nuestros abrazos encajaban. Cada vez que me abrazabas, cerraba los ojos y se derrumbaban las paredes, haciéndome sentir la luna, imaginándola brillar en tus mejillas.

Como si no hubieran rodado lágrimas. Vainilla. Puta vainilla.

5.18.2015

Ángel guardián

Tenía razón. Un poeta deja de ser poeta cuando pierde a su amor platónico.
El refugio del poeta será, en caso de querer continuar su obra, convertir al amor en sí mismo como algo platónico. Utópico. 

Directo desde el mundo de las Ideas, y reflejado de una mediocre forma en el corazón humano.
¿Quién dijo que el amor era bello? La verdadera belleza está en la melancolía. Pero es una belleza efímera y sólo su huella es irreemplazable.


Tampoco es triste, ni envenenado. Es tranquilo, salvo cuando los días se tornan nublados. Nieva en el corazón de los hombres, sangra el corazón de todos.

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Como una dama de la noche, el primer copo de hielo se posa en la corona de una estatua. Y derritiéndose por un hilo de luz, se marcha el copo, con una vida más breve que la de la flor blanca.
Algunos copos más peinan el cabello de mármol, adornando con lazos de hielo cada rizo. Posándose en la mirada esculpida de un ángel guardián sin alas. Pecas de nieve sobre las mejillas con vetas de colores grises. Lágrimas congeladas en su mirada vacía.

Así la nieve se amontona en los brazos finos de la escultura, en sus hombros y en su cabeza helada. Cuando llegue la primavera, sabremos si la nieve ha estropeado el mármol. Cuando derritan las heladas y logremos recordar el color de sus vestidos de piedra.

4.21.2015

Madre.

Estoy triste, pequeña joya de vida. Triste porque como tú no hay otra sola mujer en la Tierra. La humanidad nació de ti, y morirá en tus brazos. 
Semejantes seres deberían tener prohibido engendrar hijos. Seres asquerosos, poco femeninos, mujeres hechas con desdén. Mujeres repugnantes que dan lugar a desdendencia repugnante, indigna de vivir. 
¿Cómo has permitido que la Tierra se llene de demonios, Madre? Dará mi sangre por que me tendieras tu mano y me besaras la frente.
Cuánto daría por ser tu hija.

El planeta está colapsado de demonios, gente indigna, impura, que no merece tener el mismo don de crear vida que tiene nuestra preciosa Madre. Sólo a una mujer tan bella debería atribuírsele el Don de la Maternidad.

Pero este mundo corrupto jamás permitiría la única creación de seres bellos.