8.21.2012

Those times.......................................

Reise, Reise, como en la canción de Rammstein... Viaja, viaja... Sabes que tenes que irte porque al igual que un hombre mata con un arpón a un pez, otro hombre mata a otro hombre. Viaja, viaja, pez muerto y alma se hunden entre los llantos de las suaves olas...

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La  verdad directa, la observación más acertada, lo obvio que no quise ver. Se ha mostrado ante mis ojos.
Me contaron una vez una verdad como un puño en el estómago, y no la quise creer. Ni en sueños la quise creer. Pero de vez en cuando me apetece quitarme el velo de los ojos, y es entonces cuando se repite el puño. Aunque más bien, fue una verdad afilada como un puñal.

Cuando te están susurrando cosas, te enteras a medias, o más bien no das crédito a lo que oyes... Preguntas por si has escuchado mal. Y mal vamos si la respuesta es un "nada, nada". De esto hace ya muchísimo tiempo. Pero luego se repiten esas cosas. Y preguntas. Y mierda. Puta ostia. Ya me hice daño una vez. ¿Por qué otra?

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siempre
me
gustan
las
cosas
diferentes,
las
que
no 
suelen
gustar
a
nadie.

¿Por 
qué
tengo
que 
joderme
tanto
cuando
nadie
es
así
conmigo?

Quizá
porque
soy 
una
egoísta.
Quizá
porque 
quiero
sentirme
bien
con 
todos.

es
mi 
culpa.

Nunca 
lo
consigo,
porque
cuando
lo 
intento...
Siempre
es
Obvio, obvio, obvio, obvio, obvio, obvio, obvio, obvio.......................................................
que
realmente
soy
frágil
cualquier
cosa
es
como
una
aguja
atravesándome
la
piel.........................................................................................................................................

8.16.2012

Stirb Nicht

El niño lloraba con toda su fuerza, se moría por dentro. Lo miré. Y dos ojos grandes y azules me devolvieron la mirada. 
- ¿Y mi papi?
 No sabía qué responderle. Estaba perdido en el mar. Igual que yo. Los dos buscábamos seguridad, aunque en diferentes fuentes. 

Alcé la vista al horizonte. Sólo mar, sólo mar. El niño seguía llorando abrazado a mis piernas, necesitaba alguien que le protegiese. Yo lloraba por dentro, necesitaba alguien que me hiciese fuerte. Y encontramos en la arena, muchas horas después de vagar sin rumbo por el gran azul, una puerta de madera vieja. Una puerta vertical a la arena. El niño me preguntó, pero no le escuché. No pude oir su voz. Había perdido mi mirada en el marco roñoso de la puerta, las astillas se clavaban en mis perturbados ojos al ver que no había nada más que una puerta vieja en la arena. Ni caminos, ni montañas. Arena y ésa puerta.

- ¡Mira, mira!- Volvió a decir el niño.
Le miré, tenía la boca sangrando y en la mano, una caracola. El niño estaba feliz, hasta que unas gotas espesas de su sangre comenzaron a salpicar la caracola. Se tocó la barbilla, y con temblores en sus dedos, fue palpando los labios. Con indecisión, se introdujo dos dedos en la boca. Acarició sus dientes, que estaban bien. Fue a rozar la lengua contra ellos, pero de repente abrió los ojos de par en par, abriendo la boca y llorando como si estuviese enfermo mental. Luego me percaté de que no tenía lengua.
- Oye, calma. Calma, chiquitín. ¿Qué te ha pasado?- El niño me miró señalándose la lengua y negando con la cabeza, muy asustado.

La criatura comenzó a llorar sin hacer ningún ruido. Suavemente, aunque la cara de dolor y los ojos encharcados de sangre gritaban en mi cabeza. "El niño no puede hablar". Lo tomé en brazos y andé hacia la puerta. Toqué el pomo con extrema precaución, mi cuerpo tiritaba como si tuviese fiebre. Perdí el equilibrio. Perdí la consciencia. 

Cuando me desperté había perdido la noción del tiempo. El sol seguía a la misma altura, la arena, intacta. La brisa no soplaba. Y aún tenía en mis manos al hijo del silencio. Me acordé de que él buscaba a sus padres, y yo buscaba a alguien que había sido mi vida antes de irme. Recordé su cara. Y no recordé por qué estaba yo allí. No sabía nada, ni siquiera el motivo por el que me había perdido en el mar.

Recordé su mirada brillante, recordé su risa. Recordé el calor de su cuerpo al abrazarle, el perfil de su rostro, y sus manos. Bajé la cabeza lentamente. Había perdido toda la fuerza que me había dado. Pero me negué a aceptar que aquel lugar era real. Me dirigí sin pensarlo a la puerta, la abrí. El niño de repente se levantó y corrió a mi lado. 
- ¡Papáaa! ¡Mamáaa! - Por lo visto al otro lado de la puerta podía hablar. Y ver a sus padres. 
Pero no sé qué vería, porque tan pronto como se le alegró la cara, se le llenó de las avispas del miedo. Su mirada blanca, fría, y muerta, me congeló el corazón. Me asomé a la puerta. Y le vi. Le vi durmiendo. Y no respiraba. Abracé al niño fuertemente, y lloramos los dos. Ninguno dijo nada, no eran necesarias las palabras. El corazón se nos había encogido de repente, teníamos nudos en la garganta. 
- Yo te protegeré, niño. -Aunque supe que nunca llegaría a ser una madre.
- Yo te querré. -Aunque supo que nunca lo haría.

8.03.2012

Eternal Rage

He abierto los ojos y me he encontrado en frente de mi peor pesadilla. Anhelo romper todos los huesos que veo alrededor de mí, me siento como si viviese encerrada en un cementerio y no pudiese salir... Como si viviese en un cementerio con las puertas abiertas hacia la vida. Llevo la muerte dentro de mí y estoy cansada del puto mal humor que tengo siempre. No es culpa de nadie, salvo mía, soy un ser de odio y sangre.

Odio la maldita raza humana y su deseo de poder, odio la capacidad que tiene el hombre para imaginar cómo estaría mejor, odio la puta imaginación que me persigue constantemente, odio la carne humana y el deseo de matarla, odio la piel desnuda y desprovista de protección alguna... Odio la piedad y la compasión, el anhelo, la traición y todas esas magníficas virtudes humanas. Los animales tienen lo que necesitan, nosotros quisimos más y aquí me tenéis, víctima del deseo más podrido de todos: la autodestrucción.

Muchísimas veces me siento acosada por un monstruo enorme que me quiere comer arrancándome los pedacitos de carne, y en parte deseo que así sea. Cuando el monstruo me come por dentro, se apodera de mí, acabo siendo él mismo y no me gusta. Toda esta rabia, canalizarla, no es un trabajo fácil. Por el contrario, me falta papel para dibujarla, me falta papel para describirla, me falta sangre para alimentarla, sangre que no es mía, sino ajena. Es un odio terrible y gigantesco, al principio alimentado para salvar mi orgullo por encima de mi tristeza, y posteriormente creció sin que me llegase a dar cuenta del daño que había estado haciendo. Es un odio que me lleva a mirar a las personas desde sus propias cabezas, me lleva a conocer a todos para desearles su propia maldición. Es agotador estar respirando con los pulmones de mi odio, siempre ahogados en su propia angustia. Tan solo hay una cosa que consigue apaciguar mi ira, y es su mirada serena. Sé que está ahí para mí, y a veces deseo que se apague para llevar a cabo la maldita autodestrucción. Aunque siento demasiado amor por él y nunca llegaré a llevarla a cabo, no al menos en sus circunstancias. Me revienta tener este mal humor, soy víctima de mí misma y del odio que he engendrado hacia todos, hacia mí. Días como estos tengo ganas de destrozar cosas, romper cristales, darme cabezazos con todo el mundo, arrancarme la piel, clavarme puñales entre las costillas...

Pero es cierto, lo llevo observando mucho tiempo. Soy Mar y al igual que los mares, llevo vientos de todas las direcciones. Los vientos del norte me hacen sentirme fría y cansada; los del este me hacen corroerme en mi propia ira; los del sur e relajan y me apaciguan... No hay dos días en los que sople en mí el mismo viento, y de tantos cambios de emociones ahora tengo el corazón revuelto y agitado, mareado por una tormenta.

8.02.2012

No awful but also gruesome.

No os imagináis la de mierda que hay en mi escritorio... Pastillas azules, pastillas verdes, cleenex, muestras de colonia, pendientes, peluches, papeles, notas, libros, linternas... Hay de todo, esto es como un bazar. Tengo la impresión de que toda esta mierda vale mucho más que yo.

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En oscuridad busco a ciegas las palabras que no se rompieron al caer de mi boca, busco a tientas y sólo encuentro aspiraciones rotas. Me tengo que aguantar aunque por dentro esté hecha de cristal y cenizas, solo importa que mi sonrisa sea de porcelana. La arena de la playa se mete entre mis dedos, el sol me pega en la piel y en los ojos me entra el demonio. Sé que me pasa, es como siempre, sé también como arreglarlo. Pero todo es jodidamente inalcanzable. Así que muchas veces he visto que tengo otro tipo de opciones, y ahora precisamente mi castillo pende de un hilo, está a punto de derrumbarse.

Bah es lo de siempre, me siento tan mal conmigo misma que me entran ganas de matarme, pero con odio, a puñetazos.

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Estoy respirando un sueño que me hace dormir, al ver el asco y la monotonía del estar despierta.