1.31.2012

El Gran Dictador (Parte final)

Sin embargo, el Gran Dictador se arrepintió de sus castigos. Echó la vista atrás, al pasado, al origen del mundo, al comienzo de su dictadura.

El poder y la gloria... ¿para qué los quiero? Soy un Juez cruel que condena a su pueblo. Como arrepentimiento, se hizo hombre. Quiso ver de primera mano por qué nadie hacía caso a sus leyes, quería someterse también él. Quería saber los errores, y corregirlos. Y así, se hizo minúsculo, y en el proceso iba perdiendo su grandeza. El Gran Dictador perfecto fue ensuciándose en su caída al mundo, adquiriendo defectos que nunca conoció antes.

- Yo no sabía que las cosas pequeñas, al no caber la perfección en ellas, eran tan imperfectas. Yo no sabía que al hacer mis sueños de Líder realidad la iba a cagar tanto. Madre, madre, ¿qué he hecho?
- Hijo, no te preocupes. Ahora que sabes, que la humanidad te importa tanto, dedícate a ella en cuerpo y alma.
- Eso haré, Madre.

El Humano del Cielo bajó finalmente a un diminuto mundo azul. Se dio cuenta de que muchas cosas habían salido mal, pero otras muchas eran preciosas. Nada era igual a cómo el lo ideó en su cabeza. Se dio cuenta de que el mundo tampoco podía ser tan malo, aunque se hubiese equivocado. ¡Se dio cuenta de sus errores! Quiso ejercer una nueva ley, pero ahora todos, que desde los siglos de los siglos habían seguido otras, rechazaron al principio La Nueva Ley. Mucho más justa y coherente que la anterior.

Sin embargo, el Humano del Cielo fue perseguido, al igual que a sus seguidores. Pasó como cuando Él mismo acusó a Estrella del Alba. Y quiso morir, quiso morir para que todos se dieran cuenta de que las antiguas leyes estaban caducadas. Hizo que lo delataran, y posteriormente, lo ahorcaran. Pero cuando sus pies se separaron del suelo, su alma volvió a ser grande, como antes de bajar al mundo. A pesar de ello, parte de su alma seguía encerrada en el cuerpo, retorciéndose, con la boca avinagrada, llorando sangre.

El alma que no murió, se arrepintió tanto de la Condena que había supuesto la antigua Ley de la Dictadura, que lloró, lloró tanto que se disolvió en los mares, en la lluvia, en los ríos, en los lagos. Y el Nuevo Mundo adoptó algunas leyes del Humano del Cielo, y otras leyes de la Dictadura. Y a veces, la humanidad fue anarquista.
Desde entonces, está aquel alma, intentando hacernos felices cuando nos bañamos en el agua del mar, cuando buceamos, cuando nos besamos bajo la lluvia...

El Gran Dictador (Parte 2)

Estrella del Alba fue quemado para siempre en una inaguantable tortura. El gran Dictador hizo que no muriese, y sin embargo prendió su cuerpo estando recluso. El inexorable paso del tiempo en prisión hizo que Estrella del Alba encarnase el más terrible odio hacia el Gran Dictador y a toda su creación.

El  Gran Dictador vio como muchas personas decidieron ser libres y seguir a Estrella del Alba. Por ello, buscó la primera solución. Reunió a los hombres y mujeres buenos en una gran barca, junto a las especies que más le gustaron. Luego, hizo que lloviese tanto que no quedase tierra seca sobre el Planeta. Así, se crearía (en teoría) una generación de personas obedientes.

Mientras tanto, el Gran Dictador continuó creando nuevas razas, nuevas especies, cambió la forma de los continentes porque no le convencían. Cambió unas razas, fue mejorándolas a lo largo del tiempo. Los hombres cada vez parecían más inteligentes, se dieron cuenta de que estaban siendo gobernados. Con adoración y miedo, se sometieron a sus Leyes. ¿Para qué?... 
Cada vez que las incumplían, el Castigo era mayor. El Gran Dictador, a veces se sentía frustrado, como cuando un padre ve a su hijo fracasar a pesar de sus consejos. Ahí halló la segunda solución a sus problemas.

Hm... Estos humanos se han hecho muy inteligentes. Se percataron de mi existencia, se sometieron a mis leyes con el primer objetivo de incumplirlas. He de hacer ver a un hombre con hijos, que me comprenda, que yo soy su Padre Creador. Quizá así consiga que la humanidad siga haciéndome caso, me respete y todo vuelva a la tranquilidad.

Es entonces cuando el Padre Creador se dirigió a un hombre anciano. Éste no había tenido hijos, sin embargo, había visto crecer a todo un pueblo.
- Te habla el Padre Creador, a quien en vuestra aldea llamáis Dios Todopoderoso. He de decirte un mensaje muy importante, para que se lo cuentes al pueblo.
- Vale, pero con ello ¿Qué gano? -Dijo el anciano, hastiado de hacer plegarias sin respuesta, al Gran Dictador.
- He visto que trabajáis duro y los cultivos que obtenéis no os abastecen. He decidido daros una Tierra Prometida, perfecta y paradisíaca. A cambio, el Pueblo debe seguir mi Ley por encima de todo.

El anciano se lo contó al pueblo. Fueron buenos, obedientes, durante generaciones. Pero Padre Creador nunca mostró la Tierra Prometida. El ser humano, cansado, dejó de lado al Padre Creador. Llegaron a un acuerdo: haciéndole plegarias para no ir a la misma prisión que Estrella del Alba, entregaban sus almas al Gran Dictador una vez a la semana.

El Gran Dictador (Parte 1)

Cuenta una antigua leyenda de hace más de dos mil años atrás... 
Un poderoso y fuerte dictador surgió de la nada, creando a su antojo lo que a él le parecía bueno. Así, creó los valles, las praderas, los ríos de agua cristalina... Los mares, el cielo, la arena, las nubes y hasta las estrellas. Todo el mundo cubrió de árboles, animales, que vivían en armonía y se respetaban. El ciclo de la vida, creado por el Gran Dictador, se veía casi completado. Pero el Gran Dictador necesitaba un pueblo al que guiar, no era un buen líder si nadie le seguía.

Así comenzó la peor pesadilla de la Tierra. El Gran Dictador creó un gran pueblo de humanos, y también creó un ejército de humanos castos y alados, para controlar al pueblo. Todos los Guardianes Alados, con aureola y alas blancas, estaban sometidos a la dictadura. Estaban obligados a delatar al hombre que cometiese un acto impuro, estaban obligados a ser castos y a percatarse sólo de los demás. Uno de los Líderes de los Guardianes Alados, que fue el primer revolucionario de la Historia de la Humanidad, decidió actuar según su corazón le dictaba (y dejó de seguir las órdenes del Gran Dictador).

El Gran Dictador, al darse cuenta del posible poder que podía adquirir el Líder... 
- Tú, Estrella del Alba, mañana partirás en silencio hacia una Tierra que yo mismo crearé para guardar revolucionarios como tú.
- ¡Oh, Gran Dictador! Cuán cruel eres, qué despiadado gobernador de Naciones. Tú nos dictas unas leyes que para muchos de nosotros no tienen sentido, nos perjudican, y aún así las acatamos.
- Este es el Mundo que yo mismo creé. Míos son los vayes, mío es el Reino, y la Fuerza, y el Poder, y la Gloria.

El Gran Dictador creó, porque era un Hombre de Palabra, un inmenso castillo, en la lejanía ardiente del horizonte infinito. Era tan poderoso, que en media hora construyó el más colosal y tétrico castillo. Era una oscura prisión, con paredes negras, el suelo encharcado de lava, y barrotes ígneos. Era un plan perfecto, el Líder Estrella del Alba marcharía y quedaría recluso para siempre.
Y como está escrito, el Gran Dictador reprimió para siempre las libres palabras de Estrella del Alba.

Continuará...

1.27.2012

Amour, amour.

El amor es como un cálido suspiro, que se esconde bajo la carne. El amor, en sus comienzos, se introduce lentamente por tus pulmones. Como aire cálido y transparente, roza tus costillas. Como una pluma blanca y suave, acaricia tu corazón. Se disuelve en tus venas, y cuando llega al corazón, se duerme como una larva. Tus palabras lo alimentan, crece fuerte y hermoso, dando calor al corazón. Dándole esperanza. El amor crece, nunca para, se regocija y se estremece en cada beso, en cada abrazo. Amor, amor, todos quieren tenerte. Amor, amor, nadie sabe brindar la felicidad como tú la brindas. Amor, amor, nadie saca sonrisas mejores que las que tú haces sacar, nadie sabe cómo hacer la misma música que haces tú en cada suspiro cálido.

Y como un volcán, se hacen grietas en la tierra que forma el corazón. Un corazón de arcilla y madera, saltan astillas cuando el amor golpea. Las primeras grietas, traen angustia, miedo. El miedo más temido por todas las personas de la Tierra. Amor, amor, se forma por la unión del bien y el mal. Amor, amor, en tu final... En tu final estallas, prendiendo el pecho, rompiendo las costillas, ardiendo la carne. Amor, amor, al final, te atrapa dentro de tus costillas, el dolor hace que en soledad te abraces a tí mismo.

Amor, amor, das la vida a las personas, das la muerte a otras. Amor, amor, mientras tú creces... Mientras tú creces, las personas crecen contigo. Mientras tú sonríes, las personas son felices. Pero cuando lloras, cuando mientes, cuando temes, cuando te enfadas... Amor, amor, no hay castigo más doloroso que el de tu falta.

1.21.2012

Fiebre.

En silencio espero, en oscuridad me escondo. La luz naranja y tenue entra por una minúscula ventana. Contemplo mi sombra solitaria hasta que la tuya llega. Las dos sombras quietas en la luz cálida. Empiezan a deslizarse en la pared. Como serpientes que se enroscan, se mezcla una con la otra. Suaves, acarician la pared, mientras nos rozamos cuidadosamente. Intercambiamos sonrisas que en la oscuridad casi no se ven. La luz hace que vea el contorno de su cuerpo con un tono febril. Las sombras bailan, salpicando la habitación de un contagioso y sucio deseo. Una sombra mira al techo, la otra muerde su cuello. No se distingue donde termina una y empieza la otra...

1.17.2012

Jodido mundo en cual vivo...

Quiero borrar mi mente con todas las cosas que acabo de pensar ahora. Estoy harta de tener que comerme el mismo plato, esté frío, tibio o caliente. La comida ya está servida, yo ya estoy hecha. No acepto cambios, ni críticas, ni alabanzas. I'm just done.

Quisiera subir arriba, al cielo, y bajar la Luna a la Tierra. Así todos podrían verla, como es entera. Este mundo injusto, que no me quiere. Este mundo que sólo se burla de mí, se ríe de los que no tenemos nada en las manos. Se ríe de los que nacimos desnudos y nos fuimos haciendo fuertes. Se ríe todo Dios, y espero que se lo estén pasando bien. Yo sólo pienso que si no muero yo de pena, mataré a muchas personas. Sí, quiero matar muchas personas y comérmelas crudas. O mejor aún, comérmelas crudas para luego matarlas. Que sufran. Odio este mundo que ni me merece ni me deja ser feliz. Si por mí fuera, me ahorcaría. Si fuese tan cobarde como para hacerlo. Pero prefiero ahorcar una puta tele o una puta revista. O a cualquier puta o a cualquier jodido imbécil que se cruce en mi camino. 

Estoy de mal humor, lo sé. ¿Qué le hago? Cuando no me deprimo me enfado, no me cansaré nunca, es un ciclo vicioso -.-

1.15.2012

Nada.

Cerró los ojos a un paisaje de soledad, la lluvia espesa caía en el pelo. Hacía que pesaran los mechones sobre la cara, y los párpados temblasen con cada gota. No pasó nada. Los ojos cerrados, la barbilla agachada. El pelo rizado estaba oscuro y lacio por la lluvia, apelmazado en mechones por la cara y los hombros. Las nubes no se iban, querían animar un poco y por eso lanzaron todas sus buenas intenciones sobre ella. Pero las buenas intenciones, al salir de las nubes, se transformaban en gotas de agua fría, que endurecían la situación desesperante de la fémina. La sangre del interior de sus venas fluía apática, sin sentido, en un camino hecho al nacer. Las gotitas de sangre caliente se iban helando al salir del cuerpo, se unían a la lluvia y marchitaban como rosas mustias.

No había más sueños que los de su cabeza, no había más vida que la de su corazón. No había mas miedo que en sus palabras, no había más tristeza que en sus ojos. Y por eso los cerraba, los cerraba ante la felicidad. Cuando la felicidad se asomaba como el sol de madrugada, a su ventanita blanca... Ella echaba la cortina y se tapaba. Quién muerto en vida no iba a poder cantar. Quién vivo, entre los muertos, no iba a poder gritar. Y quien, vivo entre los vivos, no iba a poder callar. Callando las injusticias, silenciando las falsas promesas, huyendo de los roces, escapando del desengaño. Queriendo vivir en una burbuja me hallo, una burbujilla de hielo y cenizas. Una burbujita de sueños y despertares, una burbuja. O una capa de pompitas, como las que cubren a los objetos frágiles. Pompitas de plástico que tanto nos gusta explotar, pompitas más importantes a veces que los propios objetos delicados. Cerré los ojos, un día gris, oscuro de invierno.

1.14.2012

Intranquilidad.

Un alma, dentro de un cuerpo, perturbada por los demonios. Ella huía en una caída larga y oscura, el aire frío, cortante. Los demonios y sus largos brazos le rozaban el cuello. No querían que ella huyese, no querían que fuera feliz. 
Cuerpo: Demonios nos persiguen, alma mía.
Alma: Las sombras nos invaden, pero soy víctima de la felicidad. Siento amor, soy libre.
Cuerpo: Corre, corre. Sálvate alma mía, la fuerza es la felicidad.
Alma: Llévame a la calma, llévame a la tranquilidad.
Cuerpo: Me pierdo en el deseo de alcanzar la felicidad.
Alma: Tienes que esperar. Tu mente es serena, sin embargo...
Cuerpo: Mi gratitud arde en mi pecho.
Alma: No basta, corre, vete, escapa, huye.
Cuerpo: Siente, alma mía, las laderas húmedas del valle. La noche está vacía y oscura.
Alma: Me duele, me duele.
Cuerpo: Sumérgete en el río, conmigo, alma mía. Que no nos vean los demonios.

Entre las ramas, los demonios se sentaban contemplándonos. La noche densa y pesada aplastaba sus tenebrosos corazones de piedra. La tristeza era el agua que se escurría entre el cabello de ella y el dolor de su alma. A ella, todo le dolía. A su alma, todo le hacía daño.

Cuerpo: Aún nos siguen.
Alma: Me duele, oh, me duele.
Cuerpo: Corre, ayúdame a volar. 
Alma: No puedo, tus palabras son como anclas.
Cuerpo: Sólo expreso lo que tú sientes.
Alma: Tus palabras pesadas como el plomo, se me aplastan en el corazón.
Cuerpo: Es tu culpa, oh, culpa tuya, por sentirlo.
Alma: Y tuya por imaginarlo.
Cuerpo: Oh, mi alma. No es nuestra culpa, ni la de él, ni la de nadie.
Alma: Son estos demonios, no se extinguen, nos persiguen.
Cuerpo: Alma mía, hemos de escapar de ellos, matarlos.
Alma: Siento amor, soy libre.
Cuerpo: Corre alma mía, la felicidad te hará fuerte.
Alma: Me hace débil como una ramita, me hace frágil e indefensa. Estoy pendiente sólo a entregar mi amor, sólo a hacer feliz a alguien.
Cuerpo: En la felicidad sólo sabes hallar un pozo de tristeza.
Alma: Ardiendo estoy, el miedo me consume.
Cuerpo: Aún no te han alcanzado los demonios, no temas.
Alma: Temo, temo. Temo al enfado, temo a un dios creador del castigo y la indecencia, temo a la vida y a la muerte, temo a la felicidad, temo a la tristeza. Temo al principio de una caricia que acaba en un cuchillo clavado frío y seco en el corazón. Temo demasiado, no puedo estar tranquila con tanto miedo.
Cuerpo: Nada va mal, temes por temer. No pasa nada, estrella pequeña, alma mía. Te inventas las cosas, no ha muerto ninguna voz, tu corazón no se para.
Alma: No lo entiendes, no me entiendes. Quiero conocer el futuro, mi inquietud me hace temer. Prefiero acabar yo antes de que se acabe mi mundo. Prefiero morir antes de que llegue el invierno con su soledad y sus cenizas.
Cuerpo: Temes demasiado.

Nerviosa, inquieta estoy. Si pudiera saber el futuro...

1.11.2012

Vacío.

Cerré los ojos, vi un amanecer de luz clara... Un amanecer nublado, yo en la arena, un cuerpo tumbado de espaldas frente a mí. Lo toqué y era caliente, pero fui a abrazarlo, era frío. Cuanto más lejos estaba, más cerca quería el cuerpo que yo estuviese a su lado. Y si me acercaba, se iba tornando frío. Un espejo me dijo que el tiempo pasaba muy rápido, aunque no en mi cuerpo, todo sigue siendo igual. En mi mente, hay un barco que viaja y cambia de ideas, como de pasajeros, y de mares.

Hoy no navego, quiero quedarme en contra de la corriente, estancarme, detenerme, soltar un ancla que me haga ser un barco en un mar, firme y fuerte ante las olas. Pero, que va... Soy el agua que se cuela en los barcos que se hunden. Adopto formas, fluyo y escapo. Por más que quiera, la corriente me marca un rumbo, una dirección. Es como si, tras estar unida al otro cuerpo, me atasen y tirasen de mí en contra de mi voluntad. ¿Que quiren quitarme? ¿A dónde se lo llevan? Algo se está comiendo mi corazón, se lo está llevando. No es monotonía, no es tristeza, no es enfado, no es nada bueno, nada malo. 

Miro al cuerpo, cálido bajo el sol. Pero sin embargo, detesto esa parte fría que tiene. Las pertenencias de las personas no denotan poder, sino estupidez. Ghandi me entendería. Pero ¿yo que le hago? Sentir sólo en que clase de mundo me he ido a caer... Quisiera subir de nuevo, para ver que otras opciones tuve antes de lanzarme aquí. ¿Fue el mar, que me llamaba? Sí, y tambien la tierra. Los que ni me llamaron ni me entendieron, son los humanos. No los quiero, los rechazo. Es muy emo aquello de "odio el mundo". Yo más bien, odio a las personas, aquellas que no me aportan nada, las odio. No son personas, si no piensan. Me siento vacía, salgo a la calle y solo veo corazones zombies en personas materialistamente zombies, sólo veo cerebros que no piensan. Si estos son los humanos, y yo soy una humana, Tierra, trágame.

1.05.2012

Buscando una luz blanca entre tantas rojas.

Cerró sus ojos, el sol le hacía daño. A través de los párpados, todo era rojizo, desagradable. Aún así, sin ver, ciega en su sentido, buscaba una mano donde agarrarse. Tentó con los dedos el aire que tenía en frente, luego se giró, no tocaba nada, todo era doloroso. Cogió por fin una mano, firme, ¿quién estaba detrás? ¿De quién había cogido la mano? Una persona que le daría todo lo que como hombre podía darle. ¿Quién había detrás? Detrás de la mano, también había una persona con inquietudes y temores.

Entonces, ella quiso abrir los ojos, quiso hacer que el hombre que le había estado agarrando pudiese apoyarse en ella, al menos una vez. No era un favor, no sentía que estuviese obligada. Más bien al contrario, ella quería que él se pudiera calmar y apoyar en ella de vez en cuando. Los árboles de aquel mundo de luz cegadora se enlazaban mutuamente, como ella quería que él le abrazara. Un abrazo de ambos, un mismo deseo, las mismas aspiraciones. 

Pero cuando ella abría los ojos, el hombre se los tapaba. Oh, esta luz tan cegadora, que no te queme los ojos. 

1.02.2012

Paciencia y tranquilidad.

Soy una persona muy noble, en realidad. Mis intenciones son limpias en mi mente, claras como el agua pura, cristalina y fría. Nunca entenderé porqué al hablar o actuar, las intenciones salen de mí ensuciándose y rompiéndose. No siempre hago las cosas tan bien como me propongo. Y no solo son así mis intenciones, sino mis sentimientos. Ayer estuve mirando hacia el fondo de una fuente clara y limpia, pensando en varias cosas sobre el amor. Me da miedo el primer amor, la verdad, porque a mí no me fue bien. Lo que me gusta es la sensación al saber que quieres pasar una vida con alguien, siendo su apoyo algunas veces, y en otras, tu descanso. Cuando me enamoro, no lo hago solamente de alguien, como se suele decir. Me enamoro conociendo a las personas, me enamoro de sus defectos y virtudes.

Por eso me da miedo el primer amor, uno no se da cuenta de esto, lo ve todo maravilloso (en realidad no deja de serlo, sólo de otra manera). O al menos yo, que fui muy alocada. Me encuentro bien ahora, un poco pesada con esto de hartarme de comer hasta sin hambre.