10.09.2013

Schmerzen Geistes

¿Qué se siente al creer que me conoces y darte cuenta, al final, que sólo sabes mi nombre? ¿Qué se siente cuando sabes que me he dedicado a psicoanalizarte y que en una tarde he descubierto tus miedos? ¿Qué se siente cuando sabes que estoy escuchando lo que no dices entre frase y frase que hablas, y que a través de la forma que tienes de hablar puedo leerte como un libro, puedo arrancarte las páginas, puedo tachar lo que aún no me has dicho?
Puedo hacer tantas cosas, y tú no, querido lector, tú eres "the average people" con la que frecuentemente me relaciono, gente que me describe y define con un par de palabras, y es tan simple que no ve el bosque por culpa de los árboles.

¿Qué se siente al saber que dejaste de hablar con una de las personas más complejas que has conocido, Mar? Se siente en la piel del alma. Es como una tortura, te pierdes en tu propio laberinto. Sabes los caminos, el problema es cuando son caminos vírgenes, nadie llega. Yo no hago el amor con el cuerpo, sino con la mente. Son como agujas, sondas a través de los ojos, que me dicen que ame o que rechaze, sólo por el contenido de la mente. La personalidad. El miedo. El dolor.
Me encanta el dolor ajeno, comprenderlo, buscarlo, crearlo, saborearlo. A veces es porque no siento el mío, a veces es porque me paraliza mi propio miedo.

6.28.2013

another night in moscow

El sol brilla tenue tras la escarcha de la ventana. Fuera los copos de nieve danzan tranquilos en el aire puro y limpio. Los árboles están nevados. La imagen es preciosa, pero fría, en el patio de este hospital ruso. Con la mirada fija en la ventana, un niño ve caer la nieve. La enfermera le mira desde la silla que hay junto a la puerta, está ahí cuidándole desde que le diagnosticaron cancer en la sangre. 
El niño está muy débil ya, pero no es consciente de que va a morir. Él nunca ha podido tocar la nieve, y acerca sus manos a la ventana. Es muy pequeño y frágil como para poder hablar. La enfermera se da cuenta de que sólo es un niño, y le abre la ventana dejando entrar el frío en la habitación. Entonces un copo de nieve se cuela y el niño, estirando su brazo hacia él, lo derrite con la yema de sus dedos.

6.10.2013

Una pequeña aldea

Tengo más conversaciones dentro de mi cabeza que con nadie.
El suelo es llano y árido, lleno de cenizas tras aquel incendio No quiero que nada crezca nunca más aquí. Donde había grandes paredes levantadas ahora solo quedan ladrillos rotos y escombros. Donde había camas, ahora hay lápidas. Entro en razones, ése era el verdadero motivo por el que quise quemar el hotel. Ahora un aire gélido que huele a muerte rodea la zona. Todas esas personas que ya no estaban en mi vida, ¿para qué quería yo guardar hueco en mi hotel para ellas? Supongo que esperaba a que volvieran, pero supe hace relativamente poco tiempo que aquellas que sólo dejaron un recuerdo no merecían que yo les dejase un hueco en mi mundo. Por lo que ahora hay un cementerio donde enterré toda la basura que estas personas guardaban en mis cajones.

¿El hotel? He hecho algo mejor. Una pequeña aldea llena de casitas bajas, un mini barrio al cual he transladado a todos mis amigos. A los pocos que merecen la pera andar por las calles de mi mindo.
También he vuelto a poner una fuente a la entrada, eso no cambia. Pero ahora hay un pequeño río detrás de las casas. Las paredes de madera y el suelo de mimbre, en ese lugar nunca llueve y nunca hace calor. Cada uno ve el cielo como le gusta verlo, yo siempre lo veo nublado como los días grises de Octubre.

4.30.2013

Mis dioses antiguos quemaron a los vuestros.

Desde siempre he estado en coma, no había despertado del sueño del que acabo de abrir los ojos. La llama mantiene mi corazón, como si fuese el calor de mi sangre que se calienta cada vez que me avivan las ascuas. Las llamas altas, rojas, vibran y se alzan como Diosas antiguas, recorriéndome las venas. Es como si portase al sol dentro del cuerpo, como si yo fuese la única pasión del fuego.

Entonces, tomo una cerilla. Y otra. Y me lleno la mano de soldados con las cabezas ardiendo. Me apetece metérmelos en la boca. O arrojarlos al aire, pero sé que si lo hago sus corazones de fuego morirán, siendo efímeros y agotándose con un breve soplo de aire. Por eso, porque la legión merece alzarse sobre lo más alto, prendo fuego a los billetes de mi cartera, prendo fuego a las cortinas, a las paredes, a los muebles. Todo arde, es precioso.
Siento que mi odio se calma, los destellos naranjas hacen brillar mis ojos. He descubierto el olor de la paz, y huele a cenizas. He ddescubierto que el fuego aviva mi alma, que en presencia de él, ella no se agota, no muere, no se reblandece, no sufre, no llora. He despertado del hambre para alimentarme con las llamas, mi piel agradece el calor y, por primera vez en mi vida, siento que pertenezco a algo, a una gran legión de soldados con cabezas incandescentes, soy la gran líder de este mundo en el que las astillas se clavan en la piel de los hombres como aguijones de fuego, y todos temen inhalar el humo que a mí me eleva y me hace feliz. Todo el miedo por morir bajo las llamas, a mí me excita, el corazón se me pone a mil cuando las llamas saltan y danzan por la casa, formando una especie de baile de luces y sombras naranjas y cobre.


Los dioses antiguos llaman a mi puerta. Hablando de ira, rabia, venganza. Calientan mi corazón y lo llenan de cenizas, y me conozco bien. Sé que ya bien podría haber dicho muchas cosas, pero mi rabia me calienta a mí y no me gusta compartirla. Por eso, cuando estoy furiosa, prefiero prender fuego a cosas que no me sirven, y convertirlas en preciosas víctimas de las llamas. El dolor se quema junto a los papeles. Me conozco y estoy muy harta de recrear alternativas en las que hago sufrir a la gente. Si mi paciencia es casi infinita y me muerdo más la lengua de lo que me gustaría, será por algo que aún no entiendo muy bien. ¿Por respeto? Me temo que sí. Por conservar un mínimo la moral, aquello que a penas me ha servido para nada desde que la recuerdo haber tenido. Mi ego ahora mismo está ardiendo helado, preguntándome por qué no dije lo que tendría que haber dicho en aquel momento. Podría haber dicho la bizarrada que pensé por aquel entonces, y esperar a ver la reacción del hombre gordo y estúpido aquel. Y de el más tonto si cabe, hijo suyo. Pero me callé. ¿Por qué? Me quise demostrar a mí misma que tengo la mismísima elegancia del fuego, y me hice de rogar. Con la mejor de mis sonrisas hipócritas, le felicité las navidades. Y sí, aquellos cerdos pensaban que me estaban salvando la vida,y siempre quise decirles que su dinero lo podían usar para correrse encima si querían. Que a mí lo que me llena es el fuego. Y a mi paso, les dejé todas las cenizas de un gran incendio, siendo el principal tema de conversación en sus abiertas bocas. Como una gran desgracia, yo moría dulcemente en sus corazones, pero el monóxido de carbono sigue y seguirá siempre en su sangre, corrupta y sin valores. 

4.25.2013

Cada vez me importa todo un poco menos y me quiero un poco más, soy mis preguntas y mis respuestas.

4.22.2013

Escóndete

Tan solo espero que la sangre con la que dibujo te salpique entre los dedos, mucha buena intención para hacer algo para alguien que pide mucho menos. Todos los desgarros en mi piel son un recuerdo y las cicatrices están abiertas bien adentro. Quiero dar todo a quien no pida, confiar en las palabras que mi corazón escriba, porque si hay algo más honesto que mi corazón apuesto a que es mi saliva. Es un secuestro y mi alma divaga perdida entre el polvo, buscando alguna cerilla con la que quemar los restos de una bala perdida que se encierra entre sí mismo y sus pesadillas.

Su vida está entre los cristales de un lugar frente a la orilla de un mar donde yo casi pierdo la mía y busco entre las paredes un hueco que me sirva de salida de un mundo donde yo sola me atreví a entrar. Dejándome la ropa en las esquinas de la condena a la que he sido sometida, cadena perpetua desde verano y las llaves están hundidas por ahí, perdidas, en los ojos de un misterio que desconozco, que pronuncia mi nombre para llamarme por el suyo, y yo no sé ya ni donde se esconde.